La pérdida de las tierras fértiles aviva una crisis inminente en toda África

 

 Jeffrey Gettleman | Publicado: 3 de agosto 2017

Dos hombres mayores, con sus deteriorados sombreros vaqueros sujetados con cordeles bajo la barbilla, estaban parados en la orilla de una granja vacía, tapándose la boca con incredulidad.

Sus casas –unas cabañas de madera– estaban destrozadas. Les habían robado todo el ganado, las gallinas. Una casa tras otra estaban vacías, sin ninguna alma a la vista. Era como si una enorme fuerza se hubiese disparado sobre la aldea y hubiese arrasado con toda la vida.

Sioyia Lesinko Lekisio, uno de los hombres mayores, no tenía ninguna duda de quién lo había hecho. Multitudes de pastores de otro país habían invadido; habían atacado cualquier granja o rancho ganadero a su paso; habían robado el ganado; habían saqueado las casas, y habían disparado contra la gente con rifles de asalto de alto poder.

“No hay nada que podamos hacer”, dijo. “Quieren nuestras tierras”.

Kenia tiene un problema de tierras. África tiene un problema de tierras. El continente parece tan vasto y la tierra tan amplia. El increíble sentido del espacio es una parte intrínseca de la belleza aquí; las vistas prístinas de la tierra interminable. Sin embargo, en cierto sentido, eso es una ilusión.

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