Una superficie como un campo de fútbol se erosiona cada cinco segundos

Está ahí, justo bajo los pies, pero subyacente en el sentido amplio de la palabra. Bajo los cimientos de las casas, los cines y las fábricas, sustentando las carreteras que llevan a las playas, nutriendo a los alimentos exquisitos, acunando los lagos y ríos.., pero la función de este recurso, no renovable, va más allá. “Los niños que han tenido la dicha de jugar con el suelo saben un poco lo que es, pero los de la ciudad no tanto. Y es nuestro aliado silencioso, la mayoría de la comida se produce ahí, y también es un almacén natural de carbono, asume más que la vegetación terrestre y la atmósfera juntas, y eso es importante contra el calentamiento global. Además de aguardar microorganismos que proporcionan biodiversidad”, resume con brevedad Ronald Vargas, secretario de la Alianza Mundial por el Suelo, consciente de que este recurso natural no capta tanta atención como el agua en el mundo.

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