Seis reglas para organizar una revolución de regeneración de los movimientos de base

Durante las últimas cinco décadas he tenido la oportunidad de viajar y trabajar por gran parte del mundo. Lo he hecho a través de trabajos y actividades como activista por la alimentación, la salud natural y el medio ambiente, los derechos humanos, como organizador del movimiento contra la guerra, y periodista. Estos viajes han sido inspiradores y desafiantes.

Quizás la lección más importante que he aprendido a través de mi trabajo es que las personas responden mejor a un mensaje positivo y que se enfoca en las soluciones. Los mensajes negativos y pesimistas, los que no ofrecen una solución plausible, generalmente no inspiran a las personas a involucrarse o a tomar medidas.

Eso no significa que debamos subestimar la gravedad de nuestra situación actual. Nos enfrentamos a amenazas de vida o muerte sin precedentes. Nos enfrentamos a grandes obstáculos políticos, económicos y culturales. Debemos continuar destacando y criticando, con pasión, hechos y ejemplos concretos, las personas que han actuado mal, las prácticas y políticas que nos han llevado al borde de una crisis global.

Dicho esto, creo que el principal obstáculo que debemos superar, en los EE. UU. y en todo el mundo, es que la gran mayoría de las personas están atrapadas en situaciones desalentadoras que les causan un sentimiento generalizado de desesperanza. No es que no quieran cambiar. Pero desafortunadamente, la mayoría de las personas realmente no creen que las cosas puedan cambiar.

No es mi caso. Creo que podemos cambiar la conversación global sobre alimentos, agricultura, política, salud y clima, que hasta ahora se ha basado en la desesperanza, y convertirla en un mensaje esperanzador. Creo que podemos empoderar a los movimientos de base para que se alcen y actúen, tanto individual como colectivamente.

En mi último libro, “Grassroots Rising: A Call to Action on Food, Farming, Climate and a Green New Deal”, describo lo que llamo “reglas para regeneradores”, una hoja de ruta para alcanzar un cambio positivo. En mi libro, analizo cada regla en profundidad, pero estas son las 6 reglas a grandes rasgos.

Regla 1: buscar y enfatizar lo positivo

Ante el colapso del ecosistema global y la corrupción corporativa y política generalizada, debemos pensar en estos términos: la hora de mayor oscuridad del día se da justo antes del amanecer. Eso significa que no debemos perder de vista el hecho que se acerca el amanecer, por lo que debemos centrarnos y prepararnos para ello.

En lugar de pensar en lo negativo, debemos buscar, resaltar y promover tendencias y prácticas positivas. En la escena contemporánea, hay muchos signos de cambio y poderosas tendencias opuestas al status quo degenerativo, no solo en los EE. UU., sino en todo el mundo.

Tenemos que centrarnos en estas tendencias que cambian el mundo, en vez de quedarnos atorados en la tristeza y la fatalidad.

Regla 2: conectar con las preocupaciones principales de las personas primero y luego enlazarlo con otras cuestiones

El mundo está lleno de personas diferentes, que viven en diferentes situaciones, con distintas perspectivas, pasiones y prioridades. Eso significa que no podemos aplicar una solución única para resolver todos los problemas.

En cambio, debemos integrar nuestros mensajes de justicia verde y regeneración con los problemas y preocupaciones específicos más importantes para los movimientos de base. Luego, diseñar una estrategia, usando un lenguaje cotidiano, que ayude a las personas a comprender que sí podemos resolver los problemas que más les preocupan, al mismo tiempo que solucionamos otros problemas urgentes.

Solo si empezamos en el punto donde se encuentran las personas y luego lo conectamos con otras cuestiones, podemos captar la atención y la imaginación de una masa crítica de movimientos de base mundiales y hacer que comiencen a pensar en cómo pueden participar en nuestro nuevo movimiento y nueva economía.

Regla 3: dejar de organizarse en torno a problemas únicos aislados

Las campañas globales y el activismo tienen tendencia a centrarse en problemas aislados y esto ocasiona movimientos divididos y grupos de electores fracturados.

Para lograr una verdadera regeneración, o incluso para aprobar una nueva legislación general regenerativa como el Nuevo Acuerdo Verde, no debemos dividirnos ni fracturarnos, sino unirnos, ser inclusivos y tener un enfoque y comprensión holísticos de la crisis global que enfrentamos y del camino hacia la resolución de problemas

Con demasiada frecuencia escuchamos que “mi problema es más importante que tu problema”, “mi distrito electoral o comunidad está más oprimida que la tuya” o “mi solución es la única solución”.

Ese tipo de pensamiento no nos llevará a ninguna parte. Nuestro movimiento de regeneración global debe basarse en el principio de que todas los problemas de los movimientos de base y todo el electorado son importantes. Tenemos que ayudarnos mutuamente a reconocer que los temas candentes que afectan a la política a nivel global: cambio climático, pobreza, desempleo, deterioro de la salud, corrupción política, control corporativo, guerra y otros, son síntomas interrelacionados de nuestro sistema degenerativo enfermo.

Regla 4: dejar de pretender que las soluciones o reformas parciales provocarán cambios en el sistema

Los activistas a menudo caen en la trampa de la mala praxis cuando consideran soluciones o tácticas parciales como soluciones sistémicas. Uno de los ejemplos más alarmantes de esto es la noción de que alcanzar el 100% de energía renovable resolverá la crisis climática.

Esta teoría es engañosamente esperanzadora y peligrosamente errónea. La energía renovable no nos llevará a emisiones netas cero para 2030 o incluso 2050, a menos que esté acompañada por una reducción masiva (de más de 250 mil millones de toneladas) de carbono en exceso de la atmósfera a través de alimentos, agricultura, uso de la tierra y comercio regenerativos.

Ambas cosas, la energía renovable y la reducción del carbono, deben llevarse a cabo simultáneamente durante los próximos 20 años.

De manera similar, la ingenuidad y la estrechez de miras podría llevarnos a creer que la reforma financiera propuesta en una campaña, o la elección de este o aquel candidato, resolverá la crisis nacional e internacional caracterizada por la dominación de la élite y la corrupción política, o que, en general, el cambio en una comunidad o país puede resolver lo que esencialmente son problemas nacionales y globales.

A menos que podamos levantar la cabeza, conectar los puntos y luchar por unificar los cambios sistémicos, cualquier cambio que hagamos no será lo suficientemente efectivo.

Regla 5: actuar y organizarse localmente, pero cultivar una visión global y solidaria

Para que la civilización sobreviva, necesitamos reconstruir sistemas de alimentos y agricultura saludables, orgánicos y relocalizados, y reparar y restaurar nuestros entornos locales.

Hacer esto requerirá que los regeneradores den prioridad a la educación, acción y movilización local y regional, en nuestras vidas personales y hogares, así como en el mercado y el terreno político.

Al mismo tiempo, tenemos que aplicar o integrar una perspectiva nacional y global en nuestro trabajo de movimientos de base local y construcción de comunidad. La batalla contra el cambio climático severo, la destrucción del medio ambiente, el deterioro de la salud pública, la pobreza, la corrupción política y la alienación social se librará y ganará en función de lo que miles de millones de nosotros, consumidores, agricultores, administradores de paisajes, funcionarios públicos, propietarios de empresas, estudiantes y otros, hagan (o no hagan) en nuestras millones de comunidades locales como parte de un despertar global y un cambio de paradigma.

Debemos pensar, actuar y organizarnos localmente, al mismo tiempo que cultivamos una visión y una solidaridad globales.

Regla 6: convertirse en un ejemplo positivo de regeneración

Lo personal es político. Las personas escuchan no solo el mensaje manifiesto de lo que decimos o escribimos, sino también nuestro mensaje subliminal, es decir, nuestra presencia, comportamiento y actitud.

Solo esforzándonos por encarnar los principios de regeneración (esperanza, solidaridad, creatividad, trabajo duro, alegría y optimismo) en nuestras vidas y prácticas cotidianas (es decir, nuestro trabajo, comida, ropa, estilo de vida y cómo tratamos a los demás y al medio ambiente, qué votamos, cómo gastamos nuestro dinero, invertimos nuestros ahorros y usamos nuestro tiempo) podremos inspirar a quienes nos rodean.

En la década de los 60 teníamos un dicho: “solo hay una razón para convertirse en un revolucionario: porque es la mejor manera de vivir”. Creo que este eslogan es tan relevante ahora como lo era entonces.

Una de las cosas maravillosas de la regeneración es que no solo es nuestro deber y nuestra posible salvación, sino que también puede convertirse en nuestro placer. Como dijo una vez el granjero-poeta Wendell Berry:

“El cuidado de la tierra es nuestra responsabilidad más antigua y digna y, después de todo, nuestra responsabilidad más placentera. Apreciar lo que queda de ella y fomentar su renovación, es nuestra única esperanza legítima”.

 

Ronnie Cummins es el director internacional de Organic Consumers Association (OCA) y miembro de la junta directiva de Regeneration International (RI). Su Nuevo libro“Grassroots Rising: A Call to Action on Climate, Farming, Food, and a Green New Deal” salió a la venta en febrero de 2020. Para mantenerse informado de las noticias y alertas de RI, regístrese aquí.