Siga la vaca: una ganadería diferente para lograr carne sostenible
Pastizales muy abundantes con distintos tonos de verde. Altos, bajos y diversos, con la irregularidad propia de la naturaleza. Bastantes vacas, pero no amontonadas. Juntas —y al parecer cómodas— en la misma parcela, donde estarán varias semanas hasta pasar a otra.
Gallinas en constante movimiento y libres picoteando al sol por todo el campo, no encerradas en un granero. Abejas, gusanos y muchos insectos por todos lados. Árboles que refrescan del calor y cultivos para alimentar al ganado. También una huerta produciendo frutas y verduras sin agroquímicos.
Casí de paradisíaco es este campo en Maldonado, a dos horas de Montevideo, Uruguay. Pero la belleza no es lo más impactante sino lo que pasa debajo del suelo y no podemos apreciar a simple vista: un suelo lleno de minerales y de vida, algo raro de encontrar en cualquier campo de producción convencional. Un paisaje completamente distinto a las miles de hectáreas de soja transgénica y corrales de engorde de ganadería que ocupan gran parte de América Latina, con tierra forzada a trabajar sin pausa a partir de químicos y fertilizantes, a pesar de que ya no tiene vida.