Al tiempo que la COP15 combate la desertificación, el FIDA contribuye a aumentar la resiliencia al cambio climático de los productores de África Subsahariana a través de tres proyectos

Las tierras áridas de África Subsahariana —esto es, aquellas zonas en las que se evapora más agua de la que se obtiene con la lluvia— se enfrentan a una degradación generalizada. Si bien existen numerosos factores que desencadenan esta situación, uno de los más notorios es el empleo de prácticas agrícolas que no se adaptan a la tierra, como el sobrepastoreo y la agricultura intensiva (el uso de técnicas que maximizan la productividad y los rendimientos, lo que con frecuencia genera un desequilibrio en los recursos naturales).

Por desgracia, las ventajas que se logran a través de estas prácticas son efímeras. Cuando se degradan los recursos naturales, disminuye la producción de las fincas. Los productores en pequeña escala tienen dificultades para aportar a sus familias una alimentación nutritiva y corren el riesgo de perder todos sus medios de vida. Además, en los últimos años, los cambios en los regímenes de lluvias a raíz del cambio climático están aumentando la aridez en algunas regiones, lo que acelera a su vez el proceso de degradación.

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