Pasión por las tunas: Judith Ochoa dedicó su vida a investigar ese cultivo, del cual se pueden aprovechar sus frutos y brotes (como si fueran lechuga) y puede ser tan buen forraje para el ganado como el maíz

Pasión por las tunas: Judith Ochoa dedicó su vida a investigar ese cultivo, del cual se pueden aprovechar sus frutos y brotes (como si fueran lechuga) y puede ser tan buen forraje para el ganado como el maíz

A pocos kilómetros de la capital de Santiago del Estero, entre hileras de “cactos” (como se le dice correctamente a los cactus) y arboledas, María Judith Ochoa asegura que Argentina está dejando pasar una oportunidad única frente a sus narices.

Lo dice porque es ingeniera agrónoma y doctora en ciencias agrarias, y todo ese conocimiento lo dedica hace décadas a la investigación y el desarrollo de la tuna o nopal, una de las especies de cactáceas que, tal como se empeña por demostrar Judith, sirve mucho más que para adornar los paisajes norteños.

La sede de la Facultad de Agronomía y Agroindustria de la Universidad Nacional de Santiago del Estero es el gran laboratorio con el que cuenta la especialista, a quien muchos llaman “la reina de la tuna” y que se ha erigido como una referente indiscutida del cultivo, a punto tal de representar a la Argentina en un grupo de trabajo de la FAO.

Allí, entre sus módulos experimentales, la investigadora recibió a Bichos de Campo para profundizar en los muchísimos usos que tiene una planta tan conocida, como ignorada al mismo tiempo.

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