En 4 días de la COP23 no se habla de los Acuerdos de París

 

Por: Ercilia Sahores | Publicado:13 de noviembre 2017

Hace ya 4 días que dio comienzo la vigésima tercera Conferencia de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP23). La COP23 se lleva a cabo en Bonn, Alemania, uno de los países que más contaminan en todo el mundo y el que más contamina en Europa. Pero Alemania lidera la lista seguido de cerca por varias corporaciones multinacionales.

Según un informe elaborado por GRAIN, IATP y la Fundación Heinrich Böll, las veinte principales compañías de carne y lácteos del mundo emitieron en 2016 más gases con efecto invernadero que toda Alemania. Si estas corporaciones fueran países, se afirma en el informe, serían el séptimo país con más emisiones de gases con efecto invernadero en todo el mundo.

Volviendo a la COP, que es lo que ahora nos ocupa, se han formulado varias declaraciones y han habido unas pocas sorpresas aisladas, pero todo parece indicar que esta COP no será particularmente innovadora, especialmente en lo que hace a políticas agrícolas.

La COP inició bajo las siguientes premisas:

  1. Ya no hay tiempo para perder y los Acuerdos de París deben implementarse cuanto antes.
  2. Los desastres climáticos del último año (huracanes de fuerza inusitada, inundaciones devastadoras, sequías prolongadas, temperaturas extremas) no son eventos aislados ni fortuitos sino que están directamente vinculados al cambio climático y, a menos que se haga algo al respecto, serán cada vez más frecuentes.
  3. Con o sin Estados Unidos formando parte del acuerdo, los países signatarios deben comprometerse a alcanzar la meta programada de que las temperaturas a nivel global no aumenten más allá de los 2 grados centígrados, y de ser posible, 1,5 grados.
  4. Los países ricos deben compensar a los países subdesarrollados, que son quienes pagan las mayores consecuencias ante el calentamiento global, habiendo sido los que menos contribuyeron al mismo. El compromiso económico hecho durante los acuerdos de París está siendo analizado ahora en términos de si es suficiente y adecuado y quién contribuirá la parte prometida por Estados Unidos, que una vez formalmente fuera del Acuerdo en el año 2020, ya no tendría obligación de contribuir.

Los impredecibles:

  1. Siria, único país no signatario del Acuerdo de París contra el cambio climático luego de la ratificación de Nicaragua el pasado 24 de octubre se ha sumado al mismo. Esto significa que el aislamiento de E.E.U.U es ahora más significativo al ser la única nación que da la espalda al acuerdo.
  2. En el ánimo general (los pasillos de la COP suelen ser el mejor lugar para medir la temperatura ambiente más allá de lo que dicta el protocolo) el hecho de que E.E.U.U se haya retirado del acuerdo no hace más que generar una solidaridad entre países para lograr su implementación y un entusiasmo por ser el país que lidere el cambio. En ello varias naciones se juegan el respeto y prestigio internacional y algo no menor, la posibilidad de hacerse receptor de cuantiosos fondos a distribuir (lo cual a su vez genera numerosos cuerpos, oficinas, órganos, agencias, despachos y un sinnúmero de etcéteras)

Entre lo previsible de la COP:

  1. Negociar tras puertas cerradas acuerdos controvertidos mientras los grupos de la sociedad civil y organizaciones no gubernamentales realizan eventos paralelos. De esa manera se prueba que si hay participación de la sociedad civil.
  2. Dar cada vez más protagonismo a soluciones controvertidas pero para las cuales ya existe mucho capital invertido y prometido (geoingeniería, energía nuclear). No en vano a pesar de la no participación de USA, Trump y aliados enviaron una delegación para hablar en la COP sobre … combustibles fósiles.
  3. Relegar proyectos ya existentes y efectivos, que a pesar de haber demostrado funcionar, no resultan tan atractivos a la hora de canalizar fondos.
  4. En ese mismo sentido, ignorar la capacidad de la agricultura de ser parte de la solución ante el problema del cambio climático y minimizarlo en la agenda. Esto, aunque fuera previsible, de alguna manera es un retroceso respecto de otras COP, especialmente las dos pasadas, donde la agricultura, la desertificación y los suelos tuvieron mayor relevancia.

¿Por qué la agricultura?

Como mencionáramos al principio de este artículo, las veinte principales compañías de carne y lácteos del mundo emitieron en 2016 más gases con efecto invernadero que toda Alemania. Estamos hablando de una producción de alimentos industrializada, que no tiene en cuenta la contribución de los más de los más de 600 millones de pequeños campesinos y 200 millones de pastores que existen en el mundo. Un tipo de producción que contamina la atmósfera, las napas y el suelo. Que tiene un impacto negativo en la salud de la gente, produciendo veneno y afectando la biodiversidad y el medio ambiente. Que arruina no solamente la economía de escala sino también el medio de vida y de supervivencia de miles de campesinos que dependen de un entorno sano para producir.

En Regeneración Internacional sabemos que la agricultura industrial contribuye enormemente al calentamiento global pero también sabemos que la agricultura bien practicada es un factor fundamental para encontrar una solución al mismo. Si las grandes corporaciones de la industria cárnica y láctea, tales como Tyson, Cargill o JBS fueran obligadas a rendir cuentas por la contaminación que causan a través de su modo de producción y se transparentaran los cuantiosos subsidios que reciben de los gobiernos, la conversación sería diferente.

Si se procediera a obligar a estas corporaciones a compensar por sus emisiones, a revertir sus prácticas agrícolas industriales y de confinamiento de animales, a comprometerse a proveerse de productores locales, orgánicos y que respetaran los derechos de los trabajadores, entonces durante esta COP23 no estaríamos hablando acerca de la viabilidad o no de la implementación de los Acuerdos de París, la falta de fondos para financiarlos o los últimos desplantes de Trump.

 Si de una vez por todas habláramos seriamente acerca de la necesidad imperiosa de cambiar el modo en que producimos nuestros alimentos, entonces esta COP si estaría llena de buenas sorpresas.

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Agroecología: única esperanza para la soberanía alimentaria y la resiliencia socioecológica

 

Por: PorClara Nicholls – Miguel Altieri | Publicado:08 d junio 2012

¿Porque la agricultura industrial es hoy un modelo agotado?

La revolución verde, el símbolo de la intensificación agrícola no solo falló en asegurar una producción de alimentos abundante y segura para todas las personas, sino que fue instaurada bajo la suposición de que siempre habría abundante agua y energía barata y que el clima no cambiaria. Los agroquímicos, la mecanización y las operaciones de irrigación que son el centro de la agricultura industrial, son altamente dependientes de combustibles fósiles cada vez más caros y escasos.

Las condiciones climáticas extremas se están haciendo más comunes y más violentas, amenazando los cultivos, especialmente los monocultivos modernos genéticamente homogéneos que cubren el 80% de las 1.500 millones de hectáreas de tierra cultivable. Además la agricultura industrial contribuye con cerca del 25-­30% de las emisiones de gases efecto invernadero, modificando tendencias climáticas y comprometiendo así la capacidad del mundo para producir alimento en el futuro.

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La soberanía alimentaria: 5 pasos para enfriar el planeta y alimentar a su gente

 

 Publicado: 05 diciembre 2014

1. Cuidar el suelo. La ecuación alimentos/clima tiene su raíz en la tierra. La expansión de prácticas agrícolas insustentables condujo durante todo el siglo pasado a destruir entre 30 y 75% de la materia orgánica en las tierras arables, y 50% de la materia orgánica en los pastizales y las praderas. Estas pérdidas masivas de materia orgánica son responsables de entre 25 y 40% del exceso actual de CO2 en la atmósfera. No obstante, este CO2 en la atmósfera podemos devolverlo al suelo si restauramos las prácticas que las comunidades campesinas mantuvieron por muchas generaciones. Si a nivel mundial existieran las políticas correctas y los incentivos apropiados, se podrían recuperar los niveles de materia orgánica que existían en el suelo antes del advenimiento de la agricultura industrial (en unos 50 años, que más o menos corresponden al lapso de tiempo de su destrucción). Esto compensaría un 24-30% de todas emisiones actuales de GEI.

2. Cultivo natural, SIN químicos. El uso de químicos en las granjas industriales crece todo el tiempo, y los suelos se extenúan y las plagas y las yerbas se vuelven inmunes a los insecticidas y los herbicidas. No obstante, el campesinado en todo el mundo mantiene sus saberes y una diversidad de cultivos y animales para trabajar, productivamente, sin utilizar químicos. Diversifican sus sistemas con policultivos, integran la producción agrícola y animal, e incorporan árboles y vegetación silvestre. Estas prácticas aumentan el potencial productivo de la tierra porque mejoran la fertilidad de los suelos y evitan la erosión. Cada año aumenta la materia orgánica acumulada en el suelo, lo que hace posible producir más y más comida.

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Reducir la deforestación e incrementar captura de CO2 en el suelo, una estrategia climática y de seguridad alimentaria

 

 Publicado: 02 de octubre 2017

Aunque los países buscan reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, muchos ven potencial en sus bosques y granjas. El sector de uso de la tierra, que incluye la agricultura y la silvicultura, contribuye a aproximadamente el 25 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el hombre que están contribuyendo al cambio climático. Al mismo tiempo, la vegetación, tanto natural como agrícola, absorbe el CO2 de la atmósfera y puede almacenarlo en la biomasa y el suelo.

“El sector del uso de la tierra es clave para la mitigación exitosa del cambio climático –afirma el investigador del Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA, por sus siglas en inglés), Stefan Frank, quien dirigió el estudio. “Pero proporcionar una cantidad cada vez mayor de biomasa para la producción de energía para sustituir los combustibles fósiles y al mismo tiempo reducir las emisiones del sector de uso de la tierra, por ejemplo, a través de un impuesto al carbono, también podría tener el efecto de elevar los precios de los alimentos y reducir la disponibilidad de alimentos”.

En el estudio, Frank y sus colegas exploraron los impactos de las políticas de mitigación climática sobre los precios de los alimentos. Examinaron los impactos potenciales de la acción global, representada por un impuesto sobre el carbono, y las políticas regionales y nacionales.

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¿Por qué el cambio climático le ‘pega’ más a los pobres?

 

 Publicado: 17 de octubre 2017

“Tal como suceden las cosas en el mundo, el derecho es un tema del que tratan sólo los que son iguales entre sí por su poder, en tanto que los fuertes imponen su poder, tocándoles a los débiles padecer lo que deben padecer”. Esta frase de la ‘Historia de la guerra del Peloponeso’ de Tucídides es la filosofía de la administración de Donald Trump.

Por lo tanto, dos de sus asesores, HR McMaster y Gary Cohn, escribieron en mayo que: “El mundo no es una ‘comunidad global’ sino una arena donde las naciones, las figuras no gubernamentales y las empresas se enfrentan y compiten por obtener la ventaja”. 

Esta perspectiva amoral acarrea serias implicaciones. En ninguna otra área son los efectos secundarios globales más significativos y la cooperación más vital que en el clima. La inacción garantiza que los pobres, de hecho, sufrirán. 

Ésta es la conclusión de un capítulo sobre el impacto económico de los choques climáticos en la más reciente edición de las Perspectivas de la Economía Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) del Fondo Monetario Internacional (FMI). 

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Vuelve a crecer el hambre en el mundo, impulsada por los conflictos y el cambio climático, según un nuevo informe de la ONU

 

 Publicado: 15 de septiembre 2017

Tras haber disminuido de forma constante durante más de una década, vuelve a aumentar el hambre en el mundo, que afectó a 815 millones de personas en 2016 –el 11 por ciento de la población mundial–, según la nueva edición del informe anual de la ONU sobre seguridad alimentaria y nutrición publicada hoy. Al mismo tiempo, múltiples formas de malnutrición amenazan la salud de millones de personas.

Este incremento –de 38 millones de personas más respecto al año anterior– se debe en gran medida a la proliferación de conflictos violentos y de perturbaciones relacionadas con el clima, según explica El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2017.

Unos 155 millones de niños menores de cinco años padecen retraso en el crecimiento (estatura demasiado baja para su edad), según el informe, mientras que 52 millones sufren de emaciación, lo que significa que su peso es demasiado bajo para su estatura. Se estima además que 41 millones de niños tienen sobrepeso. La anemia en las mujeres y la obesidad adulta son también motivo de preocupación. Estas tendencias son consecuencia no solo de los conflictos y el cambio climático, sino también de profundos cambios en los hábitos alimentarios y de las crisis económicas.

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El síndrome del desarraigado climático

 

  Por Eduardo Febbro | Publicado: 10 de septiembre 2017

Entre enero y junio, los refugiados por las condiciones climáticas extremas y aquellos que deben abandonar sus tierras debido a los conflictos comparten porcentajes casi idénticos:4,6 millones de personas oriundas de 29 países escaparon de los conflictos, y 4,5 millones pertenecientes a 76 países desertaron sus regiones por los estragos climáticos. Comparado al balance de 2016, el IDMC constata que durante el primer semestre de 2017 hubo menos desplazados climáticos (24 millones en 2017) y más víctimas de las guerras. Sin embargo, el panorama es poco alentador en lo que atañe al clima. Los huracanes en el continente americano y el monzón en África y Asia incrementarán el número de exiliados climáticos. Combinados, ambas situaciones extremas muestran un mundo cada vez más inestable y a millones de individuos obligados e elegir entre partir hacia el éxodo o morir en un conflicto o en algún desbarajuste del clima. Toda la parte de África sahariana es la más azotada por los conflictos armados (46% del total), seguida desde luego por Medio Oriente. En apenas seis meses, 997.000 personas tuvieron que desplazarse en la República Democrática del Congo (más que todo 2016) mientras que 992.000 lo hicieron en Irak y 692.000 en Siria. En lo que atañe a América Latina, según el informe, en México, la violencia desplazó a 311 mil seres humanos. Con respecto al clima, Asia es la zona más golpeada tanto por los desprendimientos de terreno como las inundaciones que azotaron, por ejemplo, las provincias del sur de China en junio (858 mil desplazados) o el ciclón tropical Mora que en mayo y junio barrió Bangladesh, Myanmar y la India (851 mil desplazados). A estos factores de conflictos y clima se le suma el de la pobreza, que incrementa los estragos. A veces, guerras y clima se combinan para estrangular a las poblaciones. Ese es el caso de Somalia donde la sequía histórica condujo al país al abismo del hambre y a 800 mil personas a desplazarse hacia los centros urbanos. La ayuda humanitaria internacional apenas pudo articularse a raíz de las devastaciones que causa la guerrilla islamista del grupo Al-Shabab. En total, a finales de 2016 había en el mundo 40 millones de personas que vivían fuera de sus tierras de origen por culpa de los conflictos armados. 

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Día internacional de la mujer indígena

 

  Publicado: 5 de septiembre 2017

Como cada 5 de septiembre, desde hace aproximadamente tres décadas, hoy conmemoramos  el día internacional de la mujer indígena.

Por esa razón, conversamos con Bernarda Pesoa, la primera mujer lideresa de la Comunidad Santa Rosa del Pueblo Qom, ubicada en la compañía Cerrito del distrito de Benjamín Aceval (departamento de Presidente Hayes). Bernarda es la actual Secretaria de Relaciones de Conamuri y forma parte del Colectivo de Mujeres del Gran Chaco Americano.

Antes de conocer las reflexiones de esta lideresa indígena de 36 años de edad, que a la vez es artesana, madre de tres varones y dos mujeres, y abuela de un nieto, hagamos un repaso por la historia de nuestro continente y veamos por qué razón en esta fecha recordamos a las mujeres indígenas.

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Proyectos de inversión en tierras y territorios de pueblos indígena

 

Por: Luis Hallazi Méndez |  Publicado: 26 de septiembre 2017

Se han cumplido 10 años de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Pueblos Indígenas, el instrumento normativo internacional más avanzado respecto al reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas; que sin embargo aún no garantiza la obligatoriedad en su cumplimiento por parte de los Estados; siendo necesario para ello adoptar un Convenio internacional que pueda proteger de manera efectiva a las poblaciones indígenas.

Mientras eso suceda estos diez últimos años han sido también un espacio de vulneraciones sistemáticas a los derechos de las poblaciones indígenas en nuestro país; que van desde los constantes conflictos territoriales por imponer alguna actividad extractiva, productiva o de infraestructura en tierras de comunidades; pasando por reformas legales sin participación que nos han llevado a conflictos como el de Bagua y llegando a nuestros días con impactos considerables a la salud por exposición de metales en pobladores de comunidades indígenas, siendo el caso de Cuninico en la amazonia o Espinar en los andes.

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Las semillas son el presente, el pasado y el futuro de nuestra independencia alimentaria

 

Por:Por Karla Arroyo Rizo y Miguel Hernández |  Publicado: 31 de agosto 2017

Las Cañadas es un Centro de Agroecología y Permacultura, en donde se encuentra una de las últimas islas de bosque de niebla de la zona central de Veracruz.

La Bióloga Karla Arroyo es fundadora y directora del Huerto de producción y Banco de semillas: Huerto de Semillas. El proyecto empezó en el año 2004, de manera independiente y a partir del 2014 se unió a la cooperativa Las cañadas, año desde el cual ha tomado más fuerza. Por aquel entonces, iniciaron el proyecto con 6 camas siguiendo el método Biointensivo de cultivo (60 m2) y actualmente manejan 1000 m2 y más de 100 variedades de semillas de polinización abierta.

“Empecé aprendiendo de la producción de hortalizas en el huerto de Las Cañadas; esto me despertó el interés y vi la necesidad de producir nuestras semillas”, nos cuenta Karla. Ese interés la llevó a comenzar el Huerto de Semillas y comenzó a sumergirse en literatura sobre el tema como: Seed to Seed de Suzanne Ashworth, The Seeds of Kokopelli de Dominique Guillet y Breed Your Own Vegetables Varieties de Carol Deep. “Y me puse a aprender con la práctica, sembrando cosechando y almacenando”, comenta. En el año 2006, estuvo de aprendiz con Jodi Roebuck, fundador de una compañía de semillas biointensivas de polinización abierta en Nueva Zelanda, donde aprendió mucho. Después regresó a México con mucha inspiración para seguir con el proyecto.

 

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