Guerra a las neuronas: cómo la industria tóxica oculta info

No faltan pruebas. La industria química responsable de inundar cuerpos y territorios con agrotóxicos ha omitido o falseado datos para ocultar los peligros que provocan  sus productos sobre cuerpos y ambientes.  Ejemplos cómo los Monsanto papers (la confirmación sobre cómo se ocultó a sabiendas el daño cancerígeno y genotóxico del glifosato), o los Paraquat papers (cómo Syngenta sabía desde hace décadas la asociación entre ese herbicida altamente tóxico y un trastorno del sistema nervioso central como el Parkinson), hacen caer a pedazos la propaganda corporativa que pregona la inocuidad de los plaguicidas.

La nueva evidencia, esta vez, llega desde Europa.  Recientemente, un estudio publicado en PubMed, una plataforma de difusión de trabajos científicos sostenida por el Centro Nacional de Información Biotecnológica de los Estados Unidos (pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37259092/) realizado por los investigadores suecos Axel Mie y Christina Ruden reveló que los productores de plaguicidas, incluidos Bayer y Syngenta, habían presentado estudios de neurotoxicidad a la EPA (Agencia de protección ambiental estadounidense), pero no a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

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