La COP 28 y el Acuerdo de París, hipocresía al borde del colapso

Desde el jueves pasado se celebra la vigésimo octava Conferencia de las Partes (COP 28) de Naciones Unidas, entre los países participan de la Convención Marco de Cambio Climático, que ya tiene tres décadas de vida. En estos treinta años el punto más saliente de todo este derrotero, cuando pareció cobrar valor el sistema de gobernanza global, fue en 2015 con la firma del Acuerdo de París durante la COP 21. Entonces, los países parte de la Convención tomaron el compromiso de realizar todos los esfuerzos posibles para no superar, hacia fin de siglo, un aumento de la temperatura global por encima de 1,5 grados respecto a niveles preindustriales.

Si bien las partes (países) están comprometidos frente a los demás, cualquiera puede retirarse del tratado en cualquier momento o incluso incumplir sistemáticamente sus compromisos fronteras adentro. Cada país presenta sus “ambiciones climaticas” para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en las famosas  NDC —por la sigla inglés de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional—,  un documento que presenta cada país con su esquema y plan estratégico de reducción de emisiones.

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