La agricultura regenerativa era una buena idea, hasta que las corporaciones se apoderaron de ella

Con el fin de mostrar compromiso con el cambio climático y la sustentabilidad, los gigantes de la alimentación y la agroindustria se han unido en torno al término “agricultura regenerativa”. Este término está ganando terreno en los círculos políticos, las conferencias de inversionistas y las estanterías de los supermercados, y es promovido de manera destacada en la COP28 de este año. Pero esto no es más que uno de los repetidos intentos por parte de estas corporaciones para debilitar el apoyo a la agroecología y consolidar aún más sus ganancias; todo esto en medio de múltiples crisis causadas por el modelo de agricultura industrial del cual éstas dependen.
La corporación anglo-holandesa Unilever es una de las empresas de alimentos más antigua y grande del mundo. Su extenso imperio se construyó sobre la base de fincas y plantaciones industriales productoras de aceite de palma, soja y té, entre otros cultivos destinados a abastecer sus fábricas.
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