De la defensa del maíz a la salvación del planeta

En la vida, hay eventos decisivos que en cuanto pasa el tiempo se convierten en parteaguas imposibles de olvidar. Sucesos paradigmáticos que constituyen saltos cualitativos, resultado de la progresiva acumulación de cantidades. El ejemplo universal es el salto del agua que expuesta a la acción del fuego va aumentando grado por grado, pero que al pasar del 99 al 100 se convierte en éter: pasa de líquida a gaseosa. Esto acaba de ocurrir con el acto de celebración de los 10 años por los que un colectivo de 52 ciudadanos, más 22 organizaciones campesinas y civiles logramos detener la siembra del maíz transgénico y su pareja el herbicida glifosato promovidos por cuatro poderosos corporativos agroalimentarios (PHI, Dow, Syngenta y la actual Bayer-Monsanto).

Esta medida, única en el mundo, se logró por la vía legal mediante una acción precautoria que ha detenido las solicitudes de permiso para sembrar maíces transgénicos en México, y que ha sido impugnada decenas de veces (sin éxito) por las corporaciones.

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