4 Levels of Regenerative Agriculture

Author: Maddy Harland | Published on: 16 September 16, 2016

Today the Terra Genesis team have released an important white paper, 4 Levels of Regenerative Agriculture. Written by Ethan Roland Soloviev (author of 8 Forms of Capital) and Gregory Landua, it describes how Regenerative Agriculture can begin as a single technique on a farm but quickly evolve into a movement for global systemic change.

Soloviev says, “In the last 18 months, the term ‘Regenerative Agriculture’ has rocketed into the spotlight. As more and more people become aware of the term, there is a real risk that the term becomes oversimplified, fragmented, and seen as simply a set of best practices or techniques.”

The goal of this white paper is to enhance the global conversation around Regenerative Agriculture and support its practitioners, proponents, and investors to radically transform Earth’s agriculture. Landua says, “Regenerative Agriculture has real potential to reverse climate change. We can also go further putting humans back in their role as a positive keystone species in the global ecosystem.”

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La Vía de Carbono Líquido

Autora: Dra Christine Jones Fundadora, Amazing Carbon | Fecha: 3 Julio 2008
Traducción por: Equipo Regeneration International

El proceso por cual el dióxido de carbono en estado gaseoso es convertido en humus del suelo ha estado ocurriendo durante millones de años. De hecho, es el único mecanismo por el cual se puede formar una capa arable de suelo profunda.

Formar una capa arable con alto contenido de carbono no solo es una opción práctica y beneficiosa de eliminar billones de toneladas de exceso de dióxido de carbono de la atmósfera de forma productiva, sino que al aumentar su contenido de carbono, la estructura, la capacidad de retención de agua y la disponibilidad de nutrientes del suelo mejoran.

Por esta razón, entender el proceso de formación del suelo es de fundamental importancia para la viabilidad futura de la agricultura.

 Formar capa arable es un proceso biológico

 La “captura y almacenaje de carbono biológico” comienza con la fotosíntesis, un proceso natural durante el cual las hojas verdes transforman energía solar, dióxido de carbono y agua en energía bioquímica. Para las plantas, los animales y las personas, el carbono no es contaminante sino que es el elemento de la vida. Todos los seres vivos están basados en el carbono.

Además de proveer alimento para la vida, parte del carbono fijado durante la fotosíntesis puede ser almacenado de forma más permanente, como madera (en arboles o arbustos) o como humus (en el suelo). Estos procesos tienen muchas similitudes.

  1. Convertir aire en madera. La formación de madera requiere de la fotosíntesis para capturar dióxido de carbono en las hojas verdes, seguido de la lignificación, un proceso biológico de la planta por el cual compuestos simples de carbono se juntan con moléculas más complejas y estables para formar la estructura del árbol.
  2. Convertir aire en suelo. La formación de capa arable requiere de la fotosíntesis para capturar dióxido de carbono en las hojas verdes, seguido de la exudación de azucares simples de las raíces de las plantas y la humificación en los agregados del suelo biológicamente activos. La humificación es un proceso por el cual compuestos simples de carbono se juntan con moléculas más complejas y estables. La formación de humus requiere una gran variedad de microbios de suelo, incluyendo hongos micorriza, bacterias fijadoras de nitrógeno y bacterias solubilizadoras de fosforo. Todas ellas obtienen su energía de los azucares de las plantas (carbono liquido)

¿Cómo puede ser que estos arboles aún estén convirtiendo dióxido de carbono en madera pero los suelos ya no puedan convertir dióxido de carbono en humus?

La respuesta es bastante simple. Para que los árboles puedan producir nueva madera a partir de carbono soluble, deben estar vivos y cubiertos de hojas verdes. Para que el suelo pueda producir nuevo humus a partir de carbono soluble, debe estar vivo y cubierto plantas en crecimiento activo.

Acumular carbono en el suelo de forma estable es un proceso de cuatro pasos que comienza con la fotosíntesis y termina con la humificación. Muchos sistemas de producción agrícola industrial no consiguen almacenar carbono en el suelo de forma estable debido a la falta de capacidad fotosintética suficiente y/o el uso elevado de fertilizantes sintéticos u otros químicos que inhiben el establecimiento de la asociación planta – microbio.

Estos factores han sido pasados por alto en la mayoría de modelos de captura de carbono en el suelo.

 El “modelo de biomasa”

 Los modelos diseñados para predecir matemáticamente el movimiento del carbono dentro y fuera de los suelos generalmente se basan en la suposición que el carbono se introduce en el suelo como “entrada de biomasa”, es decir, de hojas en descomposición, raíces y rastrojos de cosecha. Estos modelos proporcionan estimaciones útiles del flujo de carbono en el suelo bajo sistemas de agricultura convencional, sin embargo no consiguen explicar los significativos niveles de carbono fijado que se observan en suelos con alto contenido de carbono soluble.

Cuando el carbono entra en el ecosistema del suelo como material vegetal (tal como restrojos de cosecha), se descompone y vuelve a la atmosfera como dióxido de carbono. De ahí el lamento de “el suelo se come el mantillo”, muy común tanto entre los agricultores de huertas familiares como los de grandes extensiones de tierra. Mientras que los residuos de plantas son importantes para la función de la red trófica del suelo, una menor demanda evaporativa y la amortiguación de las temperaturas del suelo, no llevan necesariamente a unos niveles más elevados de carbono estable en el suelo.

En cambio, el carbono soluble canalizado hacia los agregados del suelo a través de las hifas de los hongos micorriza puede ser rápidamente estabilizado por la humificación, siempre y cuando se apliquen sistemas de manejo del suelo adecuados.

 Carbono Micorriza

 Los tipos que hongos que sobreviven en suelos manejados de forma convencional son generalmente los descomponedores, los cuales obtienen energía de la materia orgánica en descomposición tal como los residuos de cosecha. Como norma general, estos tipos de hongos tienen redes de hifas relativamente pequeñas. Estos hongos son importantes para la fertilidad y estructura del suelo, pero tienen un papel poco importante en el almacenamiento de carbono.

Los hongos micorriza difieren considerablemente de los hongos descomponedores en el hecho que adquieren su energía en forma líquida, como carbono soluble directamente de plantas en crecimiento activo. Hay muchos tipos diferentes de hongos micorriza. Las especies importantes para la agricultura son frecuentemente conocidas como micorrizas arbusculares (MA), [antes conocidos como micorriza vesícula arbuscular (MVA)]. El término MVA ya no se usa ya que no todos los hongos MA tienen vesícula.

Es bien conocido que los hongos micorriza tienen acceso al agua y la transportan – además de transportar nutrientes como fosforo, nitrógeno y zinc – a cambio del carbono que obtienen de su huésped. También tienen la capacidad de asociarse con plantas bajo tierra y pueden facilitar la transmisión de nutrientes entre especies. Esta es una razón por la cual la diversidad sobre el nivel del suelo es importante. Generalmente, el crecimiento de las plantas es superior con la presencia de hongos micorriza que con la ausencia de ellos.

Es menos conocido que los hongos micorriza pueden jugar un papel extremadamente importante en los procesos de humificación y de formación de estructuras de suelo.

 Humificación

 Bajo condiciones adecuadas, gran proporción del carbono soluble canalizado hacia los agregados a través de las hifas de hongos micorriza se humifica, un proceso por el cual azúcares simples son resintetizados en polímeros de carbono altamente complejos. Los polímeros del humus están constituidos de carbono y nitrógeno de la atmosfera, combinados con diversos minerales del suelo. Estos forman una parte estable e inseparable de la constitución del suelo, que puede permanecer intacta durante cientos de años.

El carbono humificado difiere tanto a nivel físico, químico como biológico de la reserva lábil de carbono orgánico que típicamente se forma cerca de la superficie del suelo. El carbono lábil surge principalmente a partir de entradas de biomasa (tal como residuos de cosecha), los cuales son inmediatamente descompuestos.

Contrariamente, la mayor parte del carbono humificado proviene de la exudación directa o de la transmisión de carbono soluble de las raíces de las plantas a los hongos micorriza o a otra microflora simbiótica o asociativa. Se trata de “carbono microbiano” en vez de “carbono vegetal”.

El humus puede formarse en las partes relativamente profundas del perfil del suelo, siempre y cuando las plantas se manejen de manera que se estimulen las raíces vigorosas. Una vez el dióxido de carbono atmosférico es fijado en forma de humus, presenta una alta resistencia a la descomposición microbiana y a la oxidativa.

Las condiciones del suelo que se requieren para la humificación disminuyen con la presencia de herbicidas, fungicidas, pesticidas y fertilizantes nitrogenados y fosfatados – y son realzadas con la presencia de exudados de las raíces y las sustancias húmicas tal como las que provienen de la composta.

 Verde todo el año

 El adecuado entorno biológico del suelo necesario para la formación del humus necesita de prácticas agrícolas que promuevan la diversidad de coberturas vegetales durante todo el año, siempre que el clima lo permita. Las prácticas de agricultura que promueven el verde todo el año incluyen una alta densidad de pastoreo adaptativo de corta duración, cultivo de cereales sobre pastos permanentes y cultivos de cobertura de diversas especies.

Recuerden, la fotosíntesis y la “vía de carbono líquido” son los impulsores más importantes para la formación del suelo. Los huéspedes vivientes (plantas verdes) aportan carbono soluble y el hábitat necesario para la colonización de los hongos micorriza.

Recuperar el suelo

 Bajo condiciones adecuadas, el 30-40% del carbono fijado en hojas verdes puede ser transferido al suelo y ser rápidamente humificado, resultando en índices de captura de carbono del rango de 5-20 toneladas de COpor hectárea por año.

En algunas ocasiones, se han registrado altos índices de captura de carbono en suelos donde virtualmente no había “entradas de biomasa”, sugiriendo que la vía de carbono líquido era el primer mecanismo para la formación de suelo.

27 toneladas de carbono fijado biológicamente en los suelos representan 100 toneladas de dióxido de carbono eliminado de la atmósfera. Además, también permite la producción más fiable y rentable de alimentos nutritivos.

Actualmente, la mayor parte de las tierras agrícolas son fuentes potenciales de carbono. Es decir, el suelo está liberando más carbono que el capturado. Una aproximación más biológica a la producción de cultivos – y al pastoreo minuciosamente planificado de potreros y praderas – haría posible que las tierras agrícolas se convirtieran en sumideros de carbono (es decir, el suelo captura más carbono que aquel que es liberado).

Si todas las tierras de cultivo fueran sumideros en vez de fuentes de CO2, los niveles atmosféricos de CO2 disminuirían al mismo tiempo que mejoraría la productividad agrícola y la retención de agua dentro del agrosistema. Esto resolvería la mayoría de los problemas de la producción de alimentos, ambientales y de salud humana.

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Encuentre más información en:

Allen, M.F (2007) ‘Mycorrhizal fungi: highways for water and nutrients in arid soils’. Soil Science Society of America, Vadose Zone Journal Vol 6 (2) pp. 291-297. www.vadosezonejournal.org

Leake, J.R., Johnson, D., Donnelly, D.P., Muckle, G.E., Boddy, L. and Read, D.J. (2004). Networks of power and influence: the role of mycorrhizal mycelium in controlling plant communities and agroecosystem functioning. Canadian Journal of Botany, 82: 1016-1045. doi:10.1139/B04-060

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¿Por Qué Los Grupos Climáticos Sólo Están Concentrados en el 50% de la Solución?

[ English | Español ]

Por: John W. Roulac | Fecha: 27 de agosto del 2015
Traducción por: Regeneration International

A los y las líderes de Greenpeace, Sierra Club, 350.org, Environmental Defense Fund (Fondo de Defensa Ambiental), Natural Resources Defense Council (Consejo de Defensa de Recursos Naturales) y todos los demás grupos climáticos:

Sus organizaciones han trabajado muy duro, de manera colectiva para reducir la dependencia mundial en la centralización del carbono con el petróleo, gas y carbón. Gracias a su trabajo para reducir la contaminación, ciertamente tenemos a un planeta más sano. Las alabanzas son acertadas por el éxito de sus valientes esfuerzos frente a los intereses recubiertos de corrupción.

Aún así yo, junto con muchos otros, debemos preguntar: ¿planean ganar la carrera contra el tiempo para evitar el caos climático? Cualquiera que esté poniendo bastante atención puede ver que, aún si el mundo duplica el nivel al cual está adoptando energía aérea, solar, usa bicicletas, carros eléctricos y la conservación, el carbono sobrante en nuestra atmósfera y mares seguirá llevando a un caos climático intenso. Solo para nombrar un ejemplo, la temperatura en Phoenix, Arizona, recientemente llegó a 117 grados.

Nuestra sociedad ha centrado casi un 99 por ciento de nuestros esfuerzos climáticos en un 50 por ciento del plan de juego necesario – reducir las emisiones de carbono atmosférico. Sí, necesitamos descarbonizar a nuestra energía. Aún así, de manera igualmente importante está la necesidad de regresar al carbono a nuestros suelos, para reabsorber el carbono para que no lleguemos al punto donde se derrame la gota del caos climático. Esto es nueva información para la gente, relativamente.

En su artículo “Restauración del Carbono en el Suelo: ¿puede hacer el trabajo la biología?,” Jack Kittredge de la parte de Massachusetts de la Asociación de Agricultura Orgánica del Noreste da un reporte excelente del tema.

Un artículo reciente en EcoWatch mío da un resumen fácil de entender, con enlaces a organizaciones trabajando en este vital problema.

A veces “pensar en grupo” puede bloquear redes u organizaciones. Déjenme ser directo de una manera especial. “La mitad del juego” actual o “solución al 50%” realmente permitirá la destrucción del planeta, la energía solar, de viento y reducir la extracción de por sí no puede alentar las emisiones de carbono lo suficientemente rápido mientras vamos en camino a las 450 ppm atmosféricas.

La Relación Entre Monsanto, la Industria Agrícola y la Salud del Océano

Monsanto y la industria agrícola están contribuyendo más al cambio climático que Exxon, Chevron y la industria de transporte combinadas. ¿Por qué mantenerlo en secreto? A millones de miembros de Greenpeace, Sierra Club, 350.org, Environmental Defense Fund y Natural Resources Defense Council (NRDC) les importa bastante la Tierra, y aún así no tienen ni idea sobre el verdadero problema ahí.

El otro secreto del que no se habla es que Monsanto y los medios de comunicación corporativos no están diciéndole al mundo que nos estamos precipitando a un apocalipsis oceánico. Le doy crédito a la NRDC por su poderoso video de 21 minutos sobre la salud del océano narrado por Sigourney Weaver del 2009 Prueba Ácida: El Reto Global de la Acidificación del Océano.

Y, justo mientras escribo esto, veo que la NRDC está informando a la gente para mejorar los métodos de pastoreo de ganado que impactan a nuestro clima. Un capítulo local de Greenpeace también está haciendo su parte. La próxima vez que pienses en parar en un Starbucks recuerda que millones de los lattes de Starbucks vendidos al mes están correlacionados directamente con la producción de lácteos industrial intensa en carbono.

El mar es lo que hace que la vida abundante sea posible en este planeta. Los océanos son lugares de vasta belleza y misterio. El golpe de temperaturas del mar calentándose y el exceso de carbono cayendo de la atmósfera está creando las condiciones donde los mares se están volviendo muy calientes y muy ácidos para mantener la salud oceánica. 

Un Florecimiento de Algas Monstruosas Está Tomando el Control del Océano Pacífico

Este verano un florecimiento de algas gigantes y tóxicas se estira desde Alaska a California. Vera Trainer, un oceanógrafo investigador del Centro de Ciencias de Pesca del Noreste en el estado de Washington, le dijo a Reuters, “Es el florecimiento con mayor duración, mayor toxicidad y más denso que haya visto.”

Nuestros océanos ácidos (30 por ciento más que en los últimos 50 años, de acuerdo a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) están haciendo más difícil para las criaturas como las langostas y ostras formar sus conchas.

No mucho tiempo después, la quema de carbón, continuó calentando al globo terráqueo y  el bombardeo de emisiones de gases de invernadero provenientes de la industria agrícola llevará a un fin de los mares como los conocemos. Filtraciones nucleares y plásticos se están añadiendo al problema. Hasta ahora, el plancton se está muriendo, las estrellas de mar se están muriendo y los leones marinos también. Siguen los cangrejos. Y, a menos que consigamos un equilibrio de carbono, dentro de unas cuantas décadas cortas la mayoría de las ballenas también morirán. Este mes, 30 ballenas muertas aparecieron en las costas de Alaska. Algo esta muy mal con nuestros océanos.

El movimiento climático, las Naciones Unidas y la mayoría de los gobiernos han formado el debate climático al enmarcar a la historia como si fuera sobre qué tan caliente será la Tierra, o qué tanto se elevarán los mares para el 2050. Pero parece que estamos ignorando al mayor peligro ecológico de la acidificación del mar y el rol vital del suelo para balancear el carbono planetario.

Si las ballenas y los delfines pudieran hablar, probablemente nos rogarían: “Cambien la forma en la que cultivan sus alimentos y producen energía, para que todos podamos vivir en armonía en la tierra y mar.”

Vemos campañas de boicot para la industria del carbón y petróleo… ¿pero qué hay con Monsanto o Syngenta? Los grupos climáticos le dan a Monsanto una oportunidad, poniendo muy poco o para nada la luz del reflector en la muerte y destrucción que causa – tanto con su impacto tóxico y su enorme contribución al cambio climático.

500 Millones de Años de Investigación y Desarrollo

Los océanos están muriendo. Necesitamos balancear los ciclos del carbono y reducir el caos climático sin perder más tiempo. La solución cientofica es una que ya ha sido probada por 500 millones de años de investigación y desarrollo. Se le llama reabsorción del carbono. La Historia del Suelo explica este proceso en un clip fácil de entender de cinco minutos animado con la musicalización por Jason Mraz.

Podemos aumentar ya la agricultura del carbono – también conocida como agricultura regenerativa. Las buenas noticias son que cientos de millones de agricultores en pequeñas tierras del mundo ya saben una cosa o dos sobre esta metodología ecológica de la agricultura. Aún el gobierno de los E.U.A. ya está trabajando para ayudar a los agricultores estadounidenses y ganaderos para aumentar en carbono en el suelo. Cultivar algas marinas también es otra manera innovadora de reabsorber carbono.

De manera colectiva, sus grupos centrados en el clima publican anualmente millones de tweets, instagrams, blogs, posts de Facebook y comunicados de prensa. Pero qué porcentaje de contenido está en ese “50% de la solución” popular – paren de perforar e instalen más paneles solares – ¿y cuánto está en la solución basada en la Tierra que regresa el carbono al suelo donde pertenece? (Les puedo decir: Menos de un 1 por ciento propone la última solución). ¡Imagina cuánto progreso puede hacerse al cambiar tu enfoque de los medios sociales a una solución elegante donde todos ganan!

En una nota positiva, por lo menos Greenpeace y Sierra Club se están enfocando en proteger bosques antiguos que reabsorben carbono.  El patrocinio es obviamente un problema importante. Los grupos pueden necesitar aumentar presupuestos o asignarsemás al suelo y océanos, para dirigirse a estos problemas vitales.

Convirtiéndose en una Sociedad Informada del Carbono

Sí, es hora de que el movimiento climático se vuelva más informado sobre el carbono. El movimiento ha hecho tantas cosas bien y sus millones de participantes amarían aprender cómo pueden ser parte de la solución al comer una dieta que sea regenerativa y que regrese al carbono al suelo. Es una regla básica que aprendimos en el preescolar: Regresa las cosas a donde pertenecen. Todos tenemos una oportunidad gigantesca de compartir este mensaje educativo vital. El proyecto de Paul Hawken, Proyecto Drawdown muestra cientos de las mejores ideas climáticas incluyendo el pastoreo planeado.

Muchos y muchas líderes del creciente movimiento de la agricultura de carbono asistirán a la Conferencia Suelo no Petróleo en Richmons, California del 4-5 de septiembre, el cual será transmitido en vivo en internet.

También, Regeneración Internacional está trabajando en un evento en París en noviembre del 2015, que tendrá lugar poco tiempo después de la reunión de negociaciones climáticas mundial. Los defensores solares y los guerreros contra la tubería de Keystone pueden asistir para volverse más infomrados en cuanto al carbono, porque hoy los E.U.A. son la sociedad más desinformada ecológicamente en la historia de la Tierra.

La fertilidad del suelo y los sistemas naturales osn conceptos tan extraños para la mayoría de los estadounidenses como lo es el idioma inglés para las tribus del Amazonas. Muchos de estos estadounidenses desinformados son miembros de grupos climáticos que siguen a tus organizaciones por liderazgo – te siguen para elevarse sobre la corrupción corporativa de Washington, DC, y Bruselas, Bélgica y darle al mundo el consejo sabio que se necesita tan desesperadamente. ¡Podemos hacerlo!

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California Releases Vision for Healthy Soils Initiative

 

Author: Valley Grower | Published on: September 15, 2016

Sacramento, California – California’s Climate Future and Soils: California’s Healthy Soils Initiative is a collaboration of state agencies and departments, led by the California Department of Food and Agriculture, to promote the development of healthy soils on California’s farm and ranch lands. Innovative farm and ranch management practices contribute to building adequate soil organic matter that can increase carbon sequestration and reduce overall greenhouse gas emissions.

The Healthy Soils Initiative is a key part of California’s strategy to reduce greenhouse gas emissions by increasing carbon sequestration in and on natural and working lands. Governor Edmund G. Brown Jr.’s Executive Order B-30-15 (April 2015), codified by SB 32 in September 2016, established a new interim statewide greenhouse gas emission reduction target at 40 percent below 1990 levels by 2030. The Executive Order points to carbon sequestration in California’s forests and farmlands as one way to help meet that goal. The Brown administration also recognized the importance of soil health in the Governor’s 2015-16 proposed budget by highlighting that “as the leading agricultural state in the nation, it is important for California’s soils to be sustainable and resilient to climate change.”

In building soil health, California can also make use of wasted resources bound for the landfill. Currently, some 12 million tons of compostable or mulchable organic waste is sent to California landfills annually, where it generates methane and other public health threats that must be managed or mitigated. The Healthy Soils Initiative presents an opportunity to return those organic materials back to the soil, where they can serve as a resource for California’s critical agricultural economy.

 

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Nuestra mejor oportunidad para enfriar el planeta podría estar bajo nuestros pies

[ English | Español ]

Por: Jason Hickel | Fecha: Sábado 10 de septiembre del 2016
Traducción por Ercilia Sahores

Estudios sugieren que regenerar al suelo dándole la espalda a la agricultura industrial tiene la llave para jaquear al cambio climático.

La cosa está que arde. Cada uno de los últimos 14 meses ha roto el récord de temperatura global. La cubierta de hielo en el mar Ártico acaba de llegar a un récord de baja profundidad nuevo, a 525,000 millas cuadradas menos de lo normal. Y aparentemente no estamos haciendo mucho para pararlo: de acuerdo al Profesor Kevin Anderson, uno de los científicos climáticos líderes en Inglaterra,  ya hemos arruinado nuestras oportunidades de mantener al calentamiento global debajo del umbral “seguro” de 1.5 grados.

Si queremos mantenernos al menos debajo del límite de 2 grados, todavía tenemos una oportunidad. Pero lograrlo va a requerir de un esfuerzo monumental. Anderson y sus colegas estiman que para mantenerse dentro de tal límite, necesitamos comenzar a reducir emisiones moderadamente por un 8%-10% anual, a partir de ahora, hasta que lleguemos a un “cero neto” para el 2050. Esto es por supuesto difícil y para empeorar las cosas, hay un dato que hace las cosas más complicadas: la mejora de eficiencia y tecnologías de energía limpia solamente lograrán reducciones máximas de alrededor de un 4% anual.

Cómo lograr la diferencia es una de las preguntas más grandes del siglo 21. Hay un número de propuestas circulando. Una es capturar el CO2 que sale de las estaciones de poder energético, hacerlo líquido y almacenarlo en cámaras muy profundas debajo del suelo. Otra es echar hierro en el mar para impulsar florecimientos de algas muy grandes que absorban el CO2. Otros intentan un enfoque diferente, como poner espejos gigantes en el espacio para desviar algunos de los rayos del Sol, o bombear aerosoles en la estratósfera para crear nubes hechas por el hombre. Desafortunadamente, en todos estos casos los riesgos son muy peligrosos, o todavía no contamos con la tecnología para desarrollarlos.

Esto nos pone en apuros y demanda una cierta urgencia. Mientras los ingenieros se están sacando canas verdes para crear escenarios de geo-ingeniería, puede que estén pasando por alto una solución más fácil y menos glamorosa. Tiene que ver con el suelo.

El suelo es la segunda reserva más grande de carbono en el planeta, junto con los océanos. Contiene cuatro veces más carbono que todas las plantas y árboles en el mundo. Pero  actividades humanas como la deforestación y la agricultura industrial – con sus técnicas de  arado profundo, los monocultivos y el uso intensivo de fertilizantes y pesticidas químicos – está arruinando nuestros suelos a una velocidad suicida, matando la materia orgánica. En la actualidad, un 40% del suelo agrícola está clasificado como “degradado” o “seriamente degradado”. De hecho, la agricultura industrial ha dañado tanto a nuestros suelos que un tercio de la tierra agrícola ha sido destruida en las últimas cuatro décadas.

A medida que nuestros suelos se degradan, pierden su habilidad para absorber el carbono, soltando fuertes cantidades de CO2 (pdf) en la atmósfera.

La base científica que ha estudiado estos temas es fascinante. Un estudio publicado recientemente por la Academia Nacional de Ciencias de los EU asegura que la agricultura regenerativa puede reabsorber 3% de nuestras emisiones de carbono global. Un artículo en Science sugiere que podría ser hasta un 15%. Y una investigación nueva del Instituto Rodale en Pennsylvania, aunque no ha sido revisado por sus pares, dice que los niveles de reabsorción podrían ser tan altos como un 40%. El mismo reporte discute que si aplicamos técnicas regenerativas a tierras de pastizales también, podríamos capturar más de un 100% de emisiones globales. En otras palabras, la agricultura regenerativa podría ser nuestra mejor oportunidad para enfriar realmente al planeta.

Aún así, a pesar de tener la evidencia de su lado, los que proponen la agricultura regenerativa – como la asociación de agricultores La Vía Campesina – están luchando una batalla contracorriente. Las corporaciones multinacionales que dirigen el sistema de comida industrial parecen estar muy seriamente en su contra porque amenaza a su poder monopólico – poder que se basa en semillas relacionadas con fertilizantes y pesticidas químicos patentados. Están muy conscientes de que sus métodos están causando el cambio climático, pero insisten que es un mal necesario: si queremos alimentar a la creciente población mundial, no tenemos una elección – es la única forma de asegurar ganancias grandes.

Los científicos están sacando a la luz su engaño. En primer lugar, alimentar al mundo no se trata de rendimientos más altos; es acerca de una distribución más justa. Ya hemos cultivado suficiente comida para 10 mil millones de personas. De cualquier forma, se puede discutir que la agricultura regenerativa de hecho aumenta los rendimientos de los cultivos a largo plazo al mejorar la fertilidad del suelo y la resistencia contra la sequía e inundación. Así que mientras el cambio climático hace de la agricultura algo más difícil, esta podría ser nuestra mejor apuesta por la seguridad alimenticia, también.

La batalla aquí no es sólo entre dos métodos diferentes. Está entre dos maneras diferentes de relacionarse a la tierra: una que ve al suelo como un objeto del cual la ganancia tiene que sacarse a todo costo, y una que reconoce la interdependencia de los sistemas vivos y honra los principios de equilibrio y armonía.

Pero la discusión va mucho más allá del suelo. Se trata de algo aún más importante. Como lo dijo el Papa Francisco en su última encíclica el año pasado, nuestra crisis ecológica actual es el signo de una patología cultural. “Hemos llegado a vernos como los amos y maestros de la Tierra, con el derecho de ararla a voluntad. La enfermedad del suelo es evidente, en el agua, en el aire y en todas las formas de vida son síntomas que reflejan la violencia presente en nuestros corazones. Hemos olvidado que nosotros mismos somos polvo de la Tierra; que respiramos su aire y recibimos vida de sus aguas.”

Tal vez nuestros ingenieros no entienden lo que importa. El problema con la geo-ingeniería es que procede de la misma lógica que nos metió en este desastre en primer lugar: uno que trata a la tierra como algo que tiene que ser sometido, dominado y consumido. Pero la solución al cambio climático no será encontrada en las últimas maquinaciones para manipular a nuestro planeta viviente a voluntad del hombre. Tal vez en lugar de eso depende de algo mucho más centrado – un cuidado ético y sanación, comenzando con los suelos de los cuales depende nuestra existencia.

Por supuesto, la agricultura regenerativa no ofrece una solución permanente a la crisis climática; los suelos pueden reabsorber una cantidad finita de carbono. Todavía necesitamos eliminar nuestra dependencia de los combustibles fósiles, y – lo más importante – tenemos que eliminar nuestra obsesión con un crecimiento exponencial sin fin y rebajar nuestra economía material para regresarla a algo afín con los ciclos ecológicos. Pero mientras tanto, el suelo nos podría dar tiempo para arreglar nuestra situación.

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Moving up the Mountain: Coffee Farmers Fight Against Climate Change

This story is part of a campaign called Living on the Edge of Climate Change, showing how the changing environment is affecting the world’s most vulnerable.

It’s only 10 a.m. on a Thursday, but no one here is lingering over a last morning cup of coffee.

No, in the community of Nuevo Eden in the department of San Marcos in Guatemala, these people are growing your coffee. It’s hard work that gets more difficult by the year.

Person after person—man, woman and child—pass with a quick “buenos días” and a smile, but they don’t linger. They have a long, dusty mountain road ahead of them as they carry huge sacks of coffee cherries on their backs. These cherries will eventually become cups of steaming coffee. But to these farmers that’s not their immediate concern. Just getting the beans to this point has been an uphill battle: a battle against circumstance, a battle against the climate, a battle against poverty. And it’s a fight that is still not won, especially against climate change.

This part of Guatemala is known for its quality coffee, and for its beauty. The mountains provide both a gorgeous landscape and a good location for growing the valuable beans. But these tall peaks also serve as symbols of struggle. This has not been a smooth road, and these farmers are definitely not rich. In fact, they are some of the most vulnerable people in our world. And we want you to meet them.

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Is Going Organic Key to Saving Vermont’s Struggling Dairy Industry?

Author: Kyle Midura| Published on: August 31, 2016

HINESBURG, Vt. -Dairies across the Northeast face nightmarish market forces with high feed costs and revenue spoiled by low milk prices. But in Hinesburg, Matt Baldwin is preparing to fulfill his dream of opening a dairy farm.

“I’m going into this with my eyes wide-open,” he said.

He’s banking his farm and family’s future on strong demand for organic milk.

“This is the only way we see that we can financially justify doing it,” Baldwin said.

His fields are certified or heading that way, and he’s transitioning his newly purchased cows off antibiotics and onto a strict diet. Baldwin will hedge his bet by selling other organic crops as well.

“It’s an exciting transition that we’re really excited about and readily looking forward to doing,” he said.

“Organic is more stable because they’re able to balance supply and demand,” said Roger Allbee, Vermont’s former agriculture secretary.

Allbee recently penned an opinion piece arguing that if Vermont dairy has a future, it’s in organic milk production. He says Vermont’s farmers simply can’t compete with the sheer volume of milk produced in massive farms out West and globalization is not helping, either. But organic demand is growing, and Allbee says that is Vermont’s opportunity to maintain its traditional brand, and for dairies to rise back to the top.

“Dairy is a big part of what Vermont’s all about, certainly for its economy and certainly for tourism,” Allbee said.

KEEP READING ON WCAX.COM

How Urban Farming Is Revolutionizing Our Cities and Food System

Author: Dr. David Suzuki | Published on: August 30, 2016

Urban agriculture won’t resolve all food production and distribution problems, but it could take pressure off rural land while providing other advantages.

Humans are fast becoming city dwellers. According to the United Nations, “The urban population of the world has grown rapidly from 746 million in 1950 to 3.9 billion in 2014.”

Sixty-six percent of us will likely live in urban environments by 2050. The number of mega-cities (more than 10 million inhabitants) is also skyrocketing, from 10 in 1990 to 28 in 2014—home to more than 453 million people—and is expected to grow to 41 by 2030.

Along with concerns about climate change and the distances much of our food travels from farm to plate, that’s spurred a renewed interest in producing food where people live. Urban agriculture won’t resolve all food production and distribution problems, but it could help take pressure off rural land while providing other advantages. From balcony, backyard, rooftop, indoor and community gardens to city beehives and chicken coops to larger urban farms and farmers markets, growing and distributing local food in or near cities is a healthy way to help the environment.

KEEP READING ON ALTERNET

Our Best Shot at Cooling the Planet Might Be Right Under Our Feet

[ English | Español ]

Author: Jason Hickel | Published on: September 10, 2016

It’s getting hot out there. Every one of the past 14 months has broken the global temperature record. Ice cover in the Arctic sea just hit a new low, at 525,000 square miles less than normal. And apparently we’re not doing much to stop it: according to Professor Kevin Anderson, one of Britain’s leading climate scientists, we’ve already blown our chances of keeping global warming below the “safe” threshold of 1.5 degrees.

If we want to stay below the upper ceiling of 2 degrees, though, we still have a shot. But it’s going to take a monumental effort. Anderson and his colleagues estimate that in order to keep within this threshold, we need to start reducing emissions by a sobering 8%–10% per year, from now until we reach “net zero” in 2050. If that doesn’t sound difficult enough, here’s the clincher: efficiency improvements and clean energy technologies will only win us reductions of about 4% per year at most.

KEEP READING ON THE GUARDIAN

Why Farm-to-Institution Sourcing is the Sleeping Giant of Local Food

Author: Leilani Clark | Published on: August 29, 2016

The next time someone points to the need for more farmers’ markets as a way to help move local food from a trend to a substantive cultural shift, you might consider telling them about the power of institutional purchasing. It may sound less interesting and, on the surface, it certainly is. (Who doesn’t love buying purple carrots to the sound of a didgeridoo?) But bear with us.

You see, public and private institutions spend billions of dollars each year on food.Schools, universities, hospitals, prisons, corporate cafeterias, and senior care facilities share one thing in common—they prepare, cook, and serve thousands of meals every day. Now, a rising national movement wants to persuade these institutions to source a higher percentage of food from regional producers—with an emphasis on farms, fishermen, and and ranches that follow ecologically sound, socially just, and humane practices. It’s called institutional food procurement, and, while it might not have quite as much romance as some other elements of today’s Good Food Movement, some say this follow-the-money strategy could hold the key to transforming the American food system.

A shift in institutional food buying has the potential for major impacts on not only the local economy, but on food access, according to Amanda Oborne, Vice President of Food and Farms at Ecotrust, an Oregon-based nonprofit that works to advance farm-to-institution initiatives in the Pacific Northwest.

“We put the focus on the buyers with multi-million dollar food procurement budgets because even if they just redirect a couple of percentage points of their budget into the region, that’s going to drive change all the way through the [local] supply chain,” says Oborne. In one example, chefs at Willamette University in Salem, Oregon can order whole hogs from local producers thanks to an innovative partnerships with a meat distribution company.

For Ecotrust, and other farm-to-institution groups across the nation, the goals are two-fold. First, they aim to sway large institutions with huge food budgets to leverage their purchasing power in support of small and mid-sized regional farmers, ranchers, and fisherman as a way to boost the local economies. And to pivot away from consolidated global distributors like Sysco. A second, and just as important goal, is to open up access to healthy, local, and sustainable food for the populations generally served by public institutions.

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