Fondos de Pensiones: Actores Claves en el Acaparamiento Mundial de Tierras Agrícolas

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La adquisición de grandes extensiones de tierras agrícolas está generando conflictos y controversias alrededor del mundo.  Un número creciente de informes revelan que estos proyectos son perjudiciales para las comunidades locales y  promueven una forma de agricultura  inapropiada para un mundo sumergido en una grave crisis alimentaria y medioambiental. 1   Sin embargo, los fondos de inversión siguen fluyendo hacia la compra de tierras agrícolas extranjeras,  atraídos como el acero hacia el imán.  ¿Por qué?   Por los beneficios financieros potenciales. Entre los mayores inversionistas que buscan sacar provecho de tales adquisiciones se encuentran los fondos de pensiones, con miles de millones de dólares invertidos.

Actualmente,  los fondos de pensiones  manejan US$ 23 billones en activos, y se estima que alrededor de US$ 100.000 millones están invertidos en el sector de mercancíass o commodities.  Y, al parecer, de esta última cifra, alrededor de US$5.000 a 15.000 millones se destinan a la adquisición de tierras de cultivo.  Hacia el año 2015, se espera que estas inversiones en mercancías y tierras se dupliquen.

Se supone que los fondos de pensiones están al servicio de los trabajadores, ayudándoles a mantener a salvo sus ahorros para el retiro en fechas futuras.  Por esta sola razón, debiera existir alguna forma de rendición de cuentas, públicas o de otro tipo,   al momento de definir las estrategias y tomar decisiones de inversión.    En otras palabras, los fondos de pensiones pueden ser uno de los pocos acaparadores de tierras que la gente puede desbaratar, por el sólo hecho que ellos son los dueños del dinero.  Esto convierte a los fondos de pensiones en un importante objetivo para los movimientos sociales, grupos de trabajadores y organizaciones ciudadanas.

El tamaño y peso de las pensiones

Hoy en día, las pensiones de las personas son frecuentemente  manejadas  por empresas privadas en representación de sindicatos, gobiernos, individuos o empleadores. Estas compañías son responsables de salvaguardar y hacer crecer los ahorros para la jubilación, de forma que sean pagados a los trabajadores en mensualidades, después del retiro.  Cualquier persona suficientemente afortunada como para tener un trabajo y ser capaz de ahorrar algún ingreso para el retiro, probablemente tiene una pensión que está siendo administrada por una u otra firma. A nivel mundial, significa mucho dinero. Los fondos de pensiones manejan actualmente US$23 billones en activos. 2  Y , los  más grandes son aquellos administrados por los gobiernos, como en Japón, Noruega, Holanda, Corea y Estados Unidos (ver Cuadro 1)

Cuadro 1: 20 mayores fondos de pensiones a nivel mundial (2010)

Orden Fondo País Activos totales (millones US$)
1 Inversiones para pensiones del Gobierno Japón 1.315.071
2 Fondo de Pensiones del Gobierno – Global Noruega 475.859
3 ABP Holanda 299.873
4 Servicio Nacional de Pensiones Corea 234.946
5 Caja de Ahorro Federal para la jJbilación Estados Unidos 234.404
6 Sistema de jubilación de los Empleados Públicos de California Estados Unidos 198.765
7 Local Government Officials Japón 164.510
8 Sistema de Retiro de Profesores del Estado de California Estados Unidos 130.461
9 Fondo de Retiro Común del Estado de Nueva York Estados Unidos 125.692
10 PFZW (ahora PGGM) Holanda 123.390
11 Fondo Central de Previsión Singapur 122.497
12 Plan de pensiones de Canadá Canadá 122.067
13 Consejo Estatal de Florida Estados Unidos 114.663
14 Seguridad social nacional China 113.716
15 Asociación de Fondos de Pensiones Japón 113.364
16 ATP Dinamarca 111.887
17 Sistema de Retiro de Nueva York Estados Unidos 111.669
18 GEPF Sud Africa 110.976
19 Fondo provisional de empleados Malasia 109.002
20 General Motors Estados Unidos 99.200

Fuente: Pensions & Investments, 6 de septiembre de 2010, P&I/Towers Watson World 300  

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La Solución al Cambio Climático Está en Nuestras Tierras

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Es imprescindible reconocerle a los campesinos y a las comunidades indígenas el control sobre sus territorios. Sólo así podremos enfrentar la crisis climática y alimentar a la creciente población mundial.

En el momento en que los gobiernos convergen en la Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU en Lima, Perú, el brutal asesinato del activista indígena peruano Edwin Chota y otros tres hombres del pueblo ashaninka el pasado septiembre arroja luz sobre la conexión entre la deforestación y los derechos indígenas al territorio. La verdad es muy llana y está a la vista: la forma más efectiva de evitar la deforestación y los impactos en el clima es reconocer y respetar la soberanía de los pueblos indígenas sobre sus territorios.

Los violentos conflictos agrarios en Perú también arrojan luz sobre otro asunto de igual importancia para la crisis climática, y que ya no puede ignorarse: la concentración de la tierra en las manos de unos cuántos.

En Perú, las fincas pequeñas, de menos de 5 hectáreas, representan el 78% de todas las fincas del país, pero ocupan menos del 6% de las tierras agrícolas. Esta perturbadora cifra refleja la situación global. A nivel mundial, las fincas pequeñas son el 90% de todas las fincas, pero ocupan menos de la cuarta parte de la tierra agrícola. Éstas son muy malas noticias para la crisis climática.

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Alimentos y Cambio Climático: El Eslabón Olvidado

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Los alimentos son un promotor clave del cambio climático. El proceso industrial entre que se producen los alimentos hasta que terminan servidos en nuestra mesa  provoca cerca de la mitad de las emisiones de gas con efecto de invernadero generados por los humanos. Los fertilizantes químicos, la maquinaria pesada y otras tecnologías agrícolas dependientes del petróleo contribuyen significativamente. El impacto de la industria alimentaria como un todo es incluso mayor: se destruyen bosques y sabanas para producir forrajes animales y se generan deshechos que dañan el clima por el exceso de empaques, procesado, refrigeración y transporte de los alimentos a grandes distancias, a pesar de que millones de personas continúan con hambre.

Un nuevo sistema alimentario podría ser un promotor clave de soluciones al cambio climático. La gente por todo el mundo toma parte en luchas por defender o crear nuevas formas de cultivar o compartir alimentos que sean mucho más sanos para sus comunidades y para el planeta. Si se toman medidas para reestructurar la agricultura y el sistema alimentario mundial en torno a la soberanía alimentaria, a la agricultura en pequeña escala, a la agroecología y los mercados locales, podríamos cortar a la mitad las emisiones globales de gases con efecto de invernadero en unas cuantas décadas. No necesitamos mercados de carbono ni remiendos tecnológicos. Requerimos políticas acertadas y programas que erradiquen el actual sistema alimentario industrial creando en cambio uno que sea sustentable, equitativo y verdaderamente productivo.

Los alimentos y el clima: cómo armar el rompecabezas 

La mayoría de los estudios sitúan la contribución de las emisiones agrícolas —las emisiones producidas en los campos de cultivo— en algún punto entre el 11 y el 15 % de las emisiones globales.[1] Sin embargo, lo que no es común que se diga es que la mayor parte de estas emisiones son generadas por las prácticas de cultivo industrial que se basan en fertilizantes químicos (con nitrógeno), maquinaria pesada que funciona con gasolina, y en operaciones industriales de crianza animal altamente concentradas que bombean a la atmósfera deshechos de metano.

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Agroecología y el derecho a la alimentación

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Resumen

La reinversión en la agricultura, provocada por la crisis del precio de los alimentos de 2008, es esencial para dar efectividad concreta al derecho a la alimentación. Sin embargo, en un contexto de crisis alimentaria, ecológica y energética, la cuestión más urgente con respecto a la reinversión no es la de determinar cuánto sino cómo se invierte. Este informe examina la forma en que los Estados pueden y deben reorientar sus sistemas de explotación agrícola hacia modos de producción de gran productividad y sostenibilidad que contribuyan a dar efectividad gradualmen te al derecho humano a una alimentación adecuada. Basándose en un extenso examen de las publicaciones científicas especializadas divulgadas en los últimos cinco años, el Relator Especial concluye que la agroecología es un modo de desarrollo agrícola que no sólo presenta fuertes conexiones conceptuales con el derecho a la alimentación sino que, además, ha demostrado que da resultados para avanzar rápidamente hacia la concreción de ese derecho humano para muchos grupos vulnerables en varios países y entornos. Por otra parte, la agroecología ofrece ventajas que se complementan con enfoques convencionales más conocidos, como la selección genética de variedades de alto rendimiento, y contribuye enormemente al desarrollo económico más amplio.

El informe sostiene que la propagación de estas experiencias es el principal desafío hoy planteado. Es posible crear un entorno propicio para esos modos de producción sostenibles mediante políticas públicas adecuadas, entre las que se incluyen: dar prioridad, en el gasto público, a la contratación de bienes públicos, en lugar de limitarse a ofrecer subvenciones a los insumos; invertir en el conocimiento mediante la reinversión en investigación agrícola y servicios de extensión; invertir en formas de organización social que fomenten las asociaciones, como las escuelas rurales para agricultores y las redes de colaboración de los movimientos de agricultores encaminadas a la innovación; invertir en investigación agrícola y sistemas de extensión; empoderar a las mujeres; y crear un entorno macroeconómico propicio, por ejemplo poniendo en contacto las explotaciones agrícolas sostenibles con los mercados justos.

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Restauración del Carbono en el Suelo: ¿Puede la Biologia hacer el trabajo?

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Autor: Jack Kittredge

Una gran parte de las discusiones en los círculos científicos y gubernamentales se ha enfocado recientemente en cómo lidiar con las emisiones de gases de efecto invernadero y los cambios climáticos extremos que han traído como resultado. La mayoría de los analistas cree que tenemos que dejar de quemar combustibles fósiles para prevenir el aumento de carbono en la atmósfera, y que debemos encontrar maneras de sacar el carbono ya existente en el aire si queremos reducir crisis climáticas y las tragedias humanas asociadas a las mismas, las fluctuaciones económicas y el conflicto social que esto trae consigo.

Pero ¿dónde podemos poner ese carbono una vez que se saque del aire? Sólo existe una metodología práctica— ponerlo de regreso en donde corresponde, en el suelo. Afortunadamente, esto no es un proceso caro. Pero sí requiere de grandes números de personas que estén de acuerdo en participar. Ya que poca gente va a cambiar lo que está haciendo sin una buena razón para hacerlo, hemos escrito este pequeño reporte. Esperamos que explique el problema del acumulamiento de dióxido de carbono y del cambio climático, cómo el carbono puede ser extraído de la atmósfera y restaurado en el suelo, y las ventajas que puede tener para productores y consumidores el cultivar en suelos ricos en carbono.

Cambio Climático

Las anomalías climáticas son notablemente difíciles de documentar. Para hacerlo se requiere de tener buenos datos sobre un tiempo prolongado y estándares claros sobre lo que constituye una anomalía. Recientemente, como más y más gente está interesada en el tema, el desarrollo de los datos y los estándares ha progresado. Los factores clave en climas extremos son calor, precipitación y humedad en el aire excesivos. Estudios recientes han encontrado que datos sobre la temperatura por mes, eventos de precipitación extrema, y el promedio de la humedad en el aire, todos han aumentado en los últimos 50 a 150 años. (Coumou)

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Vídeo: Vamos a Hablar de los Suelos

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Esta película de animación cuenta la realidad de los recursos del suelo en todo el mundo, que cubre los temas de la degradación, la urbanización, el acaparamiento de tierras y la sobreexplotación; la película ofrece opciones para hacer la manera en que manejamos nuestros suelos más sostenible.

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La Naturaleza Quiere a Su Carbono de Regreso

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Aquí hay un dato poco conocido sobre el cambio climático: De acuerdo a la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, por sus siglas en inglés), si mágicamente pudiéramos cortar todas las emisiones de CO2 actuales a nivel mundial a cero (una proeza que ni siquiera Merlín podría lograr) esto no haría nada para detener al cambio climático de continuar empeorando por siglos. A menos que jalemos algo del carbono que ya fue emitido de regreso a la tierra, esencialmente estamos diciéndole a un paciente de 400 libras que gane peso un poco más lento.

Sin embargo, sorprendentemente, hacerlo puede ser significativamente más fácil que reducir emisiones. De acuerdo con un número de estudios que va aumentando de forma estable, resulta que podemos alcanzar la meta de hacer más lento el cambio climático y de hecho revertirlo. Mientras todos hemos estado mirando la atmósfera y las cantidades de CO2 que emitimos en ella buscando la respuesta, la solución por sí misma puede estar justo bajo nuestros pies. En el suelo.

De acuerdo a la última investigación de Rattan Lal de la Universidad Estatal de Ohio, Richard Teague de Texas A&M, Andre Leu de IFOAM (como fue reportado en el documento de la ONU “Despierta Antes de Que Sea Demasiado Tarde”1 y el Instituto Rodale de un tercio a la mitad del CO2 creado por el hombre en la atmósfera proviene de la agricultura industrial. Eso es más que todas las emisiones que se producen al quemar combustibles fósiles a nivel mundial. ¿Cómo es posible que con todo el planeta concentrado en reducir las emisiones de CO2 no estamos prestando atención al mayor contribuyente?2

Pero eso sólo es la mitad de la historia. Para empeorar las cosas, la industria agrícola no permite que el suelo reabsorba ese carbono, atrapándolo de esa forma en la atmósfera.

Es importante que recordemos estas simples premisas: no existe el desperdicio en la naturaleza (todo lo reutiliza); no creamos al carbono (sólo lo movemos de lugar a lugar); y, la naturaleza está muriéndose, literalmente, tratando de regresar el exceso de carbono que ponemos en la atmósfera y reutilizarlo para cultivar más cosas.

¿Porque no lo hace la naturaleza por si misma? Resulta que nuestro maltrato del suelo está previniendo que la naturaleza haga lo que naturalmente hace y regrese al carbono de la atmósfera. Literalmente estamos alterando el proceso de la fotosíntesis – donde las plantas descomponen las moléculas del CO2, sueltan el oxígeno y toman el carbono bajo tierra – al matar la vida que debería de existir en el suelo que necesita el carbono. Hacemos esto al rociarla con químicos, labrando y matando los hongos y realizando monocultivos en un campo donde la naturaleza necesita variedad de la misma forma que necesitamos proteínas, grasas, frutas y vegetales para mantenernos sanos.

Estos mismos estudios reportan que transformando hasta una pequeña parte de la tierra de agricultura industrial a métodos más sanos y regenerativos puede llevar a absorber más del 100% de las emisiones de CO2 actuales en sólo tres años. Y todo lo que el suelo absorbe que esté arriba de lo que ya estamos emitiendo vendrá de – lo adivino — el exceso en la atmósfera. Eso significa que literalmente estamos comenzando a revertir el cambio climático en unos cuantos años. Reabrir los caminos, absorber al carbono.3

¿Pero no nos han dicho que todos moriremos de hambre sin la agricultura industrial? Sí, y por algunas de las mismas personas que nos dicen que la ciencia aún está deliberando sobre el cambio climático. La ciencia nos muestra lo opuesto. De hecho, los rendimientos de la agricultura regenerativa son iguales a los rendimientos industriales en climas normales, y superiores a ellos en tiempos de estrés como sequías e inundaciones. Así que no sólo estamos simplemente revirtiendo el cambio climático, estamos creando más alimentos y más seguridad alimenticia.4

Actualmente tenemos más de 400 PPM de carbono en la atmósfera. Nos han dicho que necesitamos mantenernos bajo 350 para mantener un planeta habitable. Sin embargo, nueva información reporta que cada 1% de materia orgánica añadida a nuestra agricultura y tierra de pastoreo se reduce la PPM a un 50. Los estudios han mostrado que podríamos regresar literalmente a la atmósfera a las condiciones pre-Edad Industrial en tan poco como veinte años5–los estudios del gobierno chino dicen que podrían ser cuarenta, pero aun así es una cifra aceptable.

La Revolución Industrial llevó a explosiones en el desarrollo humano y la Agricultura Industrial nos ha hecho capaces de alimentar a una población que fue de mil millones a siete casi de un día para otro.

Pero ahora sabemos que una consecuencia no deseada de cómo alimentamos a esa gente es el cambio climático. Lo mismo se aplica a la producción de energía. Afortunadamente, también sabemos que no necesitamos continuar usando estas técnicas destructivas para alimentar y dar energía a la misma cantidad de gente.

¿Necesitas más pruebas? La naturaleza ha hecho esto antes. Durante el periodo cámbrico, y en otros tiempos volcánicos, la tierra vio niveles de 600 hasta 7000 PPM. Y cada vez, sin que los humanos arruinaran el proceso, el carbono fue reabsorbido en el suelo y creó una explosión de crecimiento de plantas. Así que piense en abundancia, no hambruna.

Un punto final – esto no es un permiso para continuar contaminando y dejar que la naturaleza lidie con ello. Es un regalo de tiempo. Tiempo para transformarnos en una sociedad neutral de carbono mientras también se lidia con el cambio climático.

La naturaleza quiere hacer esto. De hecho, la naturaleza necesita hacer esto. Si la dejamos, el planeta y nosotros los humanos, podremos respirar mejor.

Sobre el Autor

Larry Kopald. Estratega de marcas y comunicación, activista ambiental.

*Para artículos relacionados y más información, por favor visite la página deVia Organica.

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Agricultura Regenerativa: Sembrando Salud, Sustentabilidad y Estabilidad Climática

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Por Sarah Streat and Katherine Paul

“Una nación que destruye a su suelo se destruye a sí misma.” – Franklin D. Roosevelt

En su discurso inaugural en la conferencia global del Instituto Savory, realizada en Londres el 1 de Agosto Alan Savory1 afirmó que en tanto la agricultura es la base de la civilización y de cualquier país con una economía estable, también es, si se practica pobremente, la industria más destructiva—inclusive más que la minería de carbón.

El Instituto Fundación Vida Silvestre estima2 que desde 1960, un tercio de la tierra arable del planeta se ha perdido debido a la erosión y la degradación. Gran parte de la destrucción es causada por una demanda creciente de maíz, soya, algodón, canola, betabel y alfalfa transgénica, utilizada para alimentar animales criados en granjas fabriles, para producir fuentes ineficientes y altamente subsidiadas de biodiesel y fabricar alimentos procesados.

El ciclo perpetuo del monocultivo, que satura los campos y cultivos con químicos tóxicos, al volver a plantarlos y cosecharlos, destruye el suelo y degrada la tierra al agotar los nutrientes del suelo y causar erosión. El pastoreo excesivo, en vez del manejo holístico3 del Ganado, con un plan de pastoreo rotativo, es igualmente destructivo.

La destrucción de la tierra y el suelo a través de una agricultura pobre no es inevitable, dice John Liu,4 otro de los expositores de la conferencia Savory. Liu explicó que debemos hacer la conexión entre crecimiento económico y restauración ecológica, y que el— “restaurar la función ecológica es la única forma a través de la cual podremos sobrevivir.”

¿Cómo podemos lograrlo? En gran medida a través de la “agricultura regenerativa,” combinada con la reducción de emisiones de combustibles fósiles y revirtiendo la deforestación a nivel global.

¿Podemos hacerlo? Por supuesto que sí. Pero como se nos advirtió en Savory, la agricultura regenerativa representa una pequeña minoría, posiblemente 3 – 5 por ciento de la agricultura global actual. Lamentablemente, el 90 por ciento de los agricultores, los políticos y el público aún cree en modelo de agricultura basado en los químicos, la tecnología y con políticas erradas. “Ni siquiera nos hemos sentado a la mesa,” dijo Savory.

Pero podríamos estarlo. Una de las claves para lograrlo, dice Savory, es si convencemos a los consumidores, que les ganan por mucho en número a los productores, de que la agricultura debe cambiar. La Asociación de Consumidores Orgánicos recomienda a los consumidores boicotear los alimentos con ingrediente transgénicos y las comidas procesadas, y seguir el consejo de nuestro lema popular “Cocine Orgánico y no el Planeta.”

Si no logramos hacer esto, no solo nos dirigiremos hacia un mundo de hambre y de pobreza, sino que perderemos una gran oportunidad para revertir el cambio climático.

Más Allá de lo ‘Sustentable’

Vamos a asumirlo. “Sustentable” no es una palabra muy sexy. Sugiere de alguna manera una relación que se mantiene a duras penas. Es como remar en un bote muy lento.

Es tiempo de que pasemos de la noción de una agricultura sustentable a un modelo de agricultura que restaure y rejuvenezca los suelos, campos, la economía y las comunidades.

Entonces, ¿Qué es la agricultura regenerativa? La Dra. Christine Jones,5fundadora de Amazing Carbon, describe6 la agricultura regenerativa como un número de prácticas agrícolas que nutren y reactivan el suelo. “Cuando la agricultura es regenerativa, el suelo, el agua, la vegetación y la productividad, aumentan continuamente en lugar de quedarse en el mismo lugar o empeorar lentamente.”

El factor clave de la agricultura regenerativa es que no solamente no daña el suelo sino que lo mejora, utilizando tecnologías que regeneran y revitalizan el suelo y el ambiente. La agricultura regenerativa es dinámica y holística e incorpora la permacultura y las prácticas agrícolas orgánicas, como cultivos de cobertura,7 rotación de cultivos, composta, refugios móviles para animales y rotación de pastoreos, para aumentar la producción de alimentos, el ingreso de los agricultores y especialmente la calidad de la capa superior del suelo.

La agricultura regenerativa conduce a un suelo sano, capaz de producir alimentos con gran cantidad de nutrientes8 y de gran calidad y al mismo tiempo mejorar el suelo y no degradarlo, llevando en última instancia a crear campos productivos y comunidades y economías sanas.

¿Qué hace que un suelo sea sano? De acuerdo con Jones, una cobertura sana está compuesta de minerales, aire, agua y otros seres vivientes como raíces de plantas, microorganismos, insectos y lombrices, así como sus desechos orgánicos.

Hay seis ingredientes esenciales en la formación del suelo, dice Jones:9

  1. Minerales
  2. Aire
  3. Agua
  4. Seres vivos dentro del suelo (plantas y animales) y sus derivados
  5. Seres vivos sobe el suelo (plantas y animales) y sus derivados

Regímenes de disrupción intermitentes y esporádicos (como pastoreo planeado o sectorial).

A diferencia de la agricultura de monocultivo, que depende fuertemente de los fertilizantes químicos, pesticidas y herbicidas que erosionan el suelo a través del cultivo excesivo y no lo protege con cultivos de cobertura, la agricultura regenerativa produce suelos saludables y al mismo tiempo produce alimentos (de origen vegetal y animal). Dado que la agricultura regenerativa no le quita al suelo sus nutrientes, dejándola exhausta, los alimentos cultivados en tal suelo saben mejor y poseen más contenido de nutrientes.

¿Puede la Agricultura Regenerativa Salvar el Clima?

Un suelo sano no sólo produce comida sana, economías saludables y comunidades saludables sino que resulta que un suelo sano puede también ser la mejor herramienta que poseemos para revertir el cambio climático.

Según un reciente estudio10 realizado por el Instituto Rodale, si la agricultura regenerativa se practicara a nivel global, 100 por ciento de las emisiones actuales de dióxido de carbono (CO2) serían atrapadas.

El Instituto Rodale ha realizado sus Evaluaciones de Sistema de Cultivo (ESC) desde 1981. Es el test más antiguo existente que compara la agricultura convencional y la orgánica. La información muestra que la agricultura regenerativa y orgánica reduce el CO2 aprovechando los sistemas ecológicos naturales para extraer carbono de la atmósfera y hundirlo en el suelo. Según esta información, el suelo manejado de manera orgánica puede acumular hasta 1,000 libras de carbón por acre de tierra cada año, lo cual equivale a aproximadamente 3,500 libras de dióxido de carbono por acre que son tomadas de la atmósfera y recuperadas en el suelo a través de la materia orgánica.

En tanto que las prácticas de a agricultura convencional contribuyen al calentamiento global, las de la agricultura orgánica son neutrales para el carbono y de hecho pueden revertir el cambio climático. Un suelo rico en carbón no necesita fertilizantes. Esto lleva a una mayor reducción de los gases invernaderos, y la disminución del uso y producción de los fertilizantes que generan CO2.

Por una Transición a Escala Global

Las prácticas de la agricultura regenerativa dependen mucho del conocimiento y el cuidado, más que en un equipo costoso, semillas, fertilizantes y pesticidas. Si bien en el corto plazo el rendimiento puede ser menor al convencional, al pasar el tiempo producirán un mayor rendimiento que lleva a una seguridad financiera, especialmente en comunidades agrícolas.

Más y más agricultores a pequeña escala usan prácticas regenerativas para cultivar Este movimiento se ha impuesto con fuerza en Australia11 y Gran Bretaña,12 donde los agricultores están compartiendo su conocimiento de manera informal y a través de cursos y talleres.

La agricultura regenerativa también se practica ampliamente en los Estados Unidos por agricultores locales, aunque puede que no estén usando el término agricultura regenerativa. Pequeñas granjas como Polyface Farms13 en Virginia, Jubilee Farm14 en el estado de Washington y el Marin Carbon Project15 en California son todos modelos de como la agricultura orgánica regenerativa puede derivar en comunidades prósperas y sanas.

Pero si vamos a restaurar la degradación del suelo y evitar un desastre climático, debemos hacer esta transición a nivel global, y pasar de la agricultura química, de monocultivo actual, a un modelo agrícola regenerativo. Esto requerirá el apoyo de los sistemas políticos que actualmente favorecen y promueven los modelos destructivos sobre el regenerativo.

Los consumidores pueden y deben tener un rol en presionar sus gobiernos para que hagan esta transición. Tenemos el poder de revertir el crecimiento químico y los cultivos biotécnicos generando una demanda por alimentos sanos que usen prácticas regenerativas. Lo hacemos al elegir comprar local y comprar alimentos orgánicos hasta el momento en que el mercado de alimentos empacados y procesados y producidos de una manera poco saludable se reduzca y la agricultura regenerativa llene el vacío.

Sarah Streat es una escritora freelance e investigadora en la Asociación de Consumidores Orgánicos (Organic Consumers Association).

Katherine Paul es Directora Asociada de la Asociación de Consumidores Orgánicos (Organic Consumers Association).

* Para artículos relacionados y más información, por favor visite la de Via Organica o la Página de Protesta contra Starbucksde la OCA.

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