Con ganadería regenerativa, los suelos fijan carbono y aumenta la productividad

Regenerar es una palabra que proviene del latín y significa dar nueva vida a algo que se degeneró para restablecerlo o mejorarlo. Así lo define la Real Academia Española (RAE). Este concepto fue aplicado para diseñar el pastoreo en la unidad productiva “Nueva Palmira” del INTA Rafaela, Santa Fe, con muy buenos resultados. Este trabajo es fruto de un convenio de colaboración e investigación con Perennia Nodo Ovis 21 Santa Fe. Un adelanto de la Jornada Regional de Manejo de Pastizales Naturales, organizado por el INTA, que se realizará el 24 de agosto en San Cristóbal, Santa Fe.

De acuerdo con Virginia Mazzuca -extensionista del San Cristóbal, Santa Fe-, “el pastoreo planificado con manejo hístico apunta a mejorar todo el ambiente del sistema ganadero pastoril”. Según detalló, “se busca reestablecer la fertilidad natural de los suelos, al tiempo que mejora la biodiversidad con la aparición de nuevas especies.

SEGUIR LEYENDO EN ARGENTINA GOB

La era de la Alfabetización Ecológica

Somos expertos en inteligencia artificial, pero brutalmente analfabetos en relación a los principios que regulan el funcionamiento de la naturaleza. No logramos incorporar en nuestros sistemas de producción y consumo las enseñanzas que todas las comunidades ecológicas nos brindan a diario. Vivimos en un conflicto permanente entre los sistemas humanos y el resto de los sistemas naturales. La configuración de nuestros modelos mentales quedó anclada en el pasado, alimentada por miedo, desconocimiento y resistencia al cambio. Seguimos aferrados a respuestas que hace generaciones ya no funcionan para el equilibrio de nuestra vida en este planeta. En vez de repensar las preguntas para aprender a interser, redoblamos las dosis de medicinas vencidas, y así estamos, intoxicados en nuestros pensamientos, en nuestros cuerpos, intoxicando cada uno de los ecosistemas de los cuales dependemos para vivir.

¿Qué es la alfabetización ecológica? 

La alfabetización ecológica es aprender a diseñar como lo hace la naturaleza. Es interpretar la vida como redes, flujos y ciclos. Se refiere a la habilidad de entender las múltiples interconexiones en los sistemas naturales que permiten que la vida prospere en la Tierra. Como diría el educador ambiental David W. Orr, es una forma sistémica de pensar, es comprender los principios básicos de la organización de la naturaleza y asumir un estilo de vida respetuoso de estos procesos. Al final del día, el desorden que vive el mundo es el reflejo de nuestro propio desorden mental y de cómo asumimos nuestro lugar en el planeta. El tránsito hacia la salud sistémica requiere incorporar competencias prácticas interdisciplinarias para un rediseño profundo de los sistemas humanos de producción y consumo tomando a los sistemas naturales como modelo a seguir. La alfabetización ecológica es una herramienta central en este proceso.

La búsqueda de nuevos modelos de pensamiento nos invita a pensar la eco alfabetización en clave de preguntas. Este puede ser un punto de apalancamiento importante para lograr la interacción armónica con el resto de las especies. Buenas preguntas nos ayudan a canalizar nuestra fuerza creadora, nuestra capacidad de dar y cuidar la vida. ¿Cómo se organizan las comunidades ecológicas no humanas? ¿Cómo genera la naturaleza las condiciones propicias para la vida? ¿Cómo incorporar los principios de los sistemas naturales en los sistemas industriales y sociales? ¿Cómo se expresa la abundancia en las comunidades bióticas? ¿Cómo aprender a Interser con la trama de la vida? ¿Cuáles son los cambios culturales necesarios para recuperar la biofilia?

Principios de los sistemas vivos

La alfabetización ecológica nos ayuda a comprender el ADN de la vida, y en este proceso hay ciertos principios esenciales. Uno de los más importantes es el principio de la interdependencia. Todo está conectado con todo lo demás. Toda forma de vida de un ecosistema esta interconectada a través de complejas redes de relaciones que definen los procesos de soporte vital. Las redes son el patrón básico de la vida. Como dice el físico y teórico de sistemas Fritjof Capra en su libro “La Visión Sistémica de la Vida”, los ecosistemas son redes de organismos, los organismos son redes de células, órganos, y sistemas de órganos, las células son redes de moléculas. Donde sea que vemos esa trama de la vida, vemos redes interconectadas.

Comprender la interdependencia ecológica significa entender sus relaciones, ya que las interacciones entre las partes de una comunidad ecológica son tan o más importantes que las partes mismas. El éxito de toda la comunidad depende no solo de la calidad de sus individuos, sino de la calidad de las relaciones que se establecen entre ellos, en particular de los vínculos de cooperación. Una de las grandes científicas de la biología evolutiva, Lynn Margulis, descubrió la importancia crucial de la simbiosis en la historia de la vida. El descubrimiento disruptivo de Margulis fue que las células complejas (eucariotas) se originaron de la integración de células sencillas que hasta el momento habían existido de manera independiente en una relación de beneficio mutuo (simbiosis). En sus propias palabras “Todos somos comunidades de microbios. Cada planta y cada animal en la Tierra es hoy producto de la simbiosis”. Margulis nos ayuda a comprender el valor de la cooperación y la interdependencia como mecanismo evolutivo.

Otro principio central es el de los sistemas anidados. Como las muñecas rusas, la naturaleza fractal y compleja de los ecosistemas se estructura en subsistemas anidados unos dentro de otros. Cada parte es un todo y al mismo tiempo está compuesta de subsistemas más pequeños y más grandes, desde lo microscópico a lo planetario, de lo local a lo bioregional, hasta lo global. Ningún sistema puede ser entendido si se enfoca en una sola escala ya que todos los sistemas existen y funcionan enlazados a múltiples niveles de espacio, tiempo y organización. Las interacciones entre estas escalas determinan las dinámicas del sistema en cualquier nivel particular. Los cambios en una escala pueden afectar a todas las demás, ya que en la naturaleza no existen sistemas cerrados, todos están interconectados, dependientes uno del otro. Es por eso que, para comprender o gestionar un sistema, debemos entender qué es lo que ocurre en múltiples dimensiones. A modo de ejemplo, intervenciones como la deforestación masiva en el Amazonas no solo afecta a los países a los que esta selva tropical pertenece, sino al mundo entero, ya que el Amazonas es un inmenso reservorio de biodiversidad, un gran sumidero de carbono y literalmente, una fábrica de lluvia. Al desaparecer sus árboles se pierde la regulación del ciclo del carbono recrudeciendo la crisis climática, la extinción de especies locales incrementa la posibilidad de generar nuevas enfermedades zoonóticas como el COVID 19, y la perdida de la evapotranspiración que generan sus árboles lleva a una mutación severa en los regímenes de lluvias, profundizando sequias y desertificación de tierras a escala global. Es vital comprender que los sistemas anidados y sus múltiples interconexiones son un patrón clave de salud y resiliencia de la naturaleza.

La eco alfabetización también nos enseña que en la naturaleza casi toda la energía que impulsa los ciclos ecológicos proviene directa o indirectamente del sol. Desde el inicio de la vida, el sol calienta la atmósfera, los océanos y los continentes, genera los vientos, por ende, la energía eólica. Mueve el ciclo del agua, generando las olas, las corrientes marinas, las nubes y la lluvia. Hace crecer las plantas, proporciona alimento a los animales e incluso, a lo largo del tiempo, produce los combustibles fósiles. El sol es la fuente absoluta de energía y vida. Se calcula que la radiación solar recibida en la Tierra en una hora equivale al consumo mundial anual de electricidad. Aprender a diseñar mejor, como naturaleza que somos, significa crear una civilización regenerativa alimentada por el sol, basada en la radiación solar directa y en fuentes renovables de energía y de materiales. Nos queda aún mucho camino por andar, hoy día solo el 12% de la matriz eléctrica global es solar y eólica. Como diría el autor del libro Diseñando Culturas Regenerativas, Daniel Christian Wahl “nosotros somos naturaleza, y como tal podemos diseñar como naturaleza. De hecho, no podemos hacer otra cosa”.

El equilibrio dinámico es otro de los principios de las comunidades ecológicas. Habla de la flexibilidad y de la capacidad de adaptación de los ecosistemas a lo largo del tiempo. Si bien la naturaleza está en constante transformación, estos cambios son relativamente estables debido a la autorregulación que se consigue a través de los intercambios de recursos y energía conocidos como bucles de retroalimentación.  Estos mecanismos no solo mantienen el equilibrio, sino que permiten a los ecosistemas superar las alteraciones que pudieran sufrir. Un ejemplo de esto es la capacidad de autodepuración que tiene el agua cuando vertimos contaminantes o cuando restos orgánicos alteran su calidad. En estos casos, se activa una diversidad de procesos biológicos como bacterias aeróbicas que consumen materia orgánica y plantas acuáticas que asimilan nutrientes de tal manera que logran la biodegradación de los agentes contaminantes recuperando la salud del agua. Sin embargo, esta capacidad de adaptación de los ecosistemas no es infinita. Cuando las fluctuaciones constantes de un ecosistema superan determinados límites y se dan en exceso, se rompe el equilibrio natural. La capacidad de resiliencia desaparece, con el peligro de llevar el sistema al colapso. Un ejemplo claro de esto es lo que pasa con el río Matanza-Riachuelo. La cantidad de desechos y contaminantes vertidos son de tal magnitud, que aniquilaron toda capacidad de recuperación y dejaron al río sin señales de vida alguna. Todo indica que nuestro sistema de producción y consumo está causando exactamente lo mismo en la mayoría de los ecosistemas globales. Construir una comunidad regenerativa es aprender a vivir dentro de los ciclos de equilibrio y abundancia de la Tierra.

El reciclaje se suma a la lista de principios básicos en la alfabetización ecológica. Este principio rector nos enseña que los ecosistemas no producen basura, lo que es desecho para una especie es alimento para otra. La bosta de la vaca, por ejemplo, es fertilizante para el suelo, las hojas de los árboles o los troncos caídos en el bosque serán nutrientes y hábitat para animales, insectos y microorganismos, el animal muerto será alimento de otras especies, las lombrices comen las plantas muertas y sus desechos son nutrientes para las nuevas plantas y así, la circularidad de la naturaleza es un proceso de reaprovechamiento constante. La basura es una invención de los seres humanos, resultado de un modelo de producción y consumo desacoplado por completo de la circularidad perfecta que nos muestran las comunidades ecológicas. Una sociedad verdaderamente inteligente no solo no produciría residuos, sino que aportaría todo su ingenio para que de cada interacción con el resto de las especies surgieran ecosistemas cada vez más vibrantes, diversos y cargados de abundancia. Un claro ejemplo de este nuevo paradigma productivo podría ser la agroecología entendida como la ciencia, el movimiento social y la práctica de integrar los procesos ecológicos en la producción agrícola. El objetivo es producir alimentos sanos favoreciendo los procesos biológicos que impulsan el reciclaje de los nutrientes, la biomasa y el agua de los sistemas de producción, con lo que se aumenta la eficiencia en el uso de los recursos, y se enriquece la biodiversidad del suelo. Dentro de las prácticas agroecológicas, los cultivos de cobertura sirven, entre otras cosas, para potenciar la microbiología, para aumentar la materia orgánica, para fijar carbono y para ciclar el nitrógeno del aire (nutriente clave para las plantas) fijándolo en el suelo de forma biológica.

Por último, es importante comprender el principio de la diversidad. La salud de los ecosistemas reposa en la inmensa diversidad de especies. Cuando la red está compuesta por múltiples diferencias el ecosistema es más resiliente, ya que hay una superposición de funciones ecológicas que pueden ser parcialmente sustituidas en caso que la red sufra perturbaciones. Un ejemplo brillante de resiliencia natural es la respuesta de los Esteros del Iberá a los incendios ocurridos en 2022. Luego de sufrir incendios arrasadores en casi el 50% de su superficie, este ecosistema correntino conocido como la “capital de la biodiversidad” activó todos sus mecanismos de restauración, y en menos de seis meses logró recuperar su vitalidad. Imaginemos si los seres humanos pudiéramos incorporar una cultura de la resiliencia que nos permitiera prevenir siniestros y diseñar, como el resto de la naturaleza, para la salud sistémica.

Mucho antes de ser humanos, somos naturaleza. La alfabetización ecológica es una invitación a la reconciliación profunda con nuestra esencia, a aceptar con humildad que somos una especie más entre millones, con las cuales compartimos un ancestro común. Nos recuerda que somos aprendices dentro de un sistema mayor que nos contiene, nos une y con inmensa sabiduría, nos muestra el camino hacia la salud sistémica. Como diría el gran Leonardo da Vinci “Aquellos que toman como referencia a cualquiera menos a la naturaleza, la maestra de todos los maestros, se agotan en vano”. La alfabetización ecológica es el puente que puede volver a unir cultura y naturaleza en el ser humano. Es la herramienta que nos puede ayudar a descubrir el lugar peculiar que le corresponde a la humanidad como parte indivisible de la trama de la vida. Es momento de acoplarnos de forma consciente y plena a la capacidad creadora del resto de la naturaleza.

—————————————————————————————————————————–

Christian Tiscornia

Educador ambiental. Docente de la Universidad Nacional de San Martin en temáticas de desarrollo sustentable y pensamiento sistémico. Fundador de la escuela para la regeneración Quinta Esencia. Abogado, licenciado en políticas públicas de la London School of Economics. Presidente de la ONG especializada en educación ambiental Amartya. 

Guterres urge a invertir masivamente en sistemas alimentarios sostenibles, saludables y resilientes

Este lunes dio inicio en Roma la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios +2, que durante tres días buscará determinar los logros alcanzados desde que los países se comprometieron hace dos años a transformar los modelos existentes para la producción, distribución y comercialización de la comida en un mundo en el que 780 millones de personas sufren hambre y la humanidad en su conjunto padece los efectos cada vez más desastrosos del cambio climático.

En el cónclave de alto nivel convocado por la ONU y hospedado por Italia participan unos 2000 representantes de 160 países y más de 20 jefes de Estado y de Gobierno, que debatirán sobre la urgencia de conseguir mejoras sustanciales en la producción de alimentos, la nutrición, el medio ambiente y las condiciones de vida de la población sin dejar a nadie atrás, como lo marca la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

SEGUIR LEYENDO EN NOTICIAS ONU

¿Qué es la agricultura regenerativa?

En la actualidad, la población mundial es de 8.000 millones de personas. Como recoge el Informe Cocampo sobre la Inversión en Suelo Rústico en 2022, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevé que llegue a los 10.000 millones de personas para 2050.

Este crecimiento de la población supone un aumento en más de un 50% de la producción de alimentos, para lo que la agricultura y la ganadería resultan fundamentales.

La degradación de los recursos del suelo rústico y el cambio climático suponen una dificultad para la alimentación de la población. Cerca del 30% de la superficie de España está sometida a procesos erosivos medios o altos. También, la erosión produce la pérdida de 543 millones de toneladas de suelo al año, según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).

Por ello, cada vez se apuesta más por procesos de producción concienciados con el medio ambiente, los recursos de la tierra y la biodiversidad, entre los que se encuentra la agricultura regenerativa.

SEGUIR LEYENDO EN COCAMPO

De la defensa del maíz a la salvación del planeta

En la vida, hay eventos decisivos que en cuanto pasa el tiempo se convierten en parteaguas imposibles de olvidar. Sucesos paradigmáticos que constituyen saltos cualitativos, resultado de la progresiva acumulación de cantidades. El ejemplo universal es el salto del agua que expuesta a la acción del fuego va aumentando grado por grado, pero que al pasar del 99 al 100 se convierte en éter: pasa de líquida a gaseosa. Esto acaba de ocurrir con el acto de celebración de los 10 años por los que un colectivo de 52 ciudadanos, más 22 organizaciones campesinas y civiles logramos detener la siembra del maíz transgénico y su pareja el herbicida glifosato promovidos por cuatro poderosos corporativos agroalimentarios (PHI, Dow, Syngenta y la actual Bayer-Monsanto).

Esta medida, única en el mundo, se logró por la vía legal mediante una acción precautoria que ha detenido las solicitudes de permiso para sembrar maíces transgénicos en México, y que ha sido impugnada decenas de veces (sin éxito) por las corporaciones.

SEGUIR LEYENDO EN LA JORNADA

Diez años en defensa de la milpa, los maíces nativos y la biodiversidad mexicana

Este pasado 5 de julio se festejaron 10 años en México de una demanda colectiva ciudadana contra el Maíz Transgénico que ha permitido defender la biodiversidad cultural de las generaciones presentes y futuras en el centro de origen.

Un colectivo conformado por 53 personas y 22 organizaciones civiles de comunidades campesinas, apicultoras, originarias, artísticas, chefs, defensoras del medioambiente y de derechos humanos, todas consumidoras de maíz, lograron detener 79 permisos para la siembra de maíz transgénico de forma comercial en el norte del país, a punto de ser otorgados por el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Un avance estratégico fue el otorgamiento de una medida cautelar en septiembre de 2013 que impide la siembra comercial de maíz genéticamente modificado, fortaleciendo el fondo de la demanda, que no pretende una ganancia económica, sino que se nieguen de forma definitiva los permisos para la liberación o siembra de maíz transgénico en el país y que los juzgados prohiban definitivamente la siembra de maíces geneticamente modificados en el centro de origen y diversificación permanente.

Pese a más de 100 impugnaciones de las empresas, la medida cautelar fue ratificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en agosto de 2021, reconociendo la importancia de mantener y preservar la biodiversidad cultural a través de las 64 razas y miles de variedades de maíces que, aparte de ser la base de más de 600 platillos y bebidas, forma parte de la integralidad de tradiciones, cultura, ritos y celebraciones en México.

Este hecho constituye una de las mayores victorias en defensa de la soberanía agroalimentaria no sólo para México, sino para el mundo. Imagen un día, sólo un día sin maíz, sin atole, tamales, tortillas, gorditas, sopes, tlacoyos, tacos, tlayudas, palomitas de maíz, huaraches, chileatole, elotes, sería una verdadera tragedia.

Por ello, en estos 10 años debemos congratularnos por la gran victoria internacional que representa haber detenido a poderosas empresas transnacionales como Bayer-Monsanto, Syngenta, Dow Agrosciences y PHI México (conocida como DuPont-Corteva), junto con Sagarpa y Semarnat, autoridades que eran cómplices hace una década, sin importarles la contaminación de los maíces nativos, ni la letalidad de su herbicida glifosato, cuyos daños han sido documentados por decenas de investigaciones científicas sin conflicto de interés; daños evidenciados por más de 100 mil demandas contra Bayer-Monsanto en Estados Unidos por los daños que causa el glifosato, sobre todo por generar cáncer.

Desde la demanda colectiva contra el maíz transgénico decimos que no es posible la “coexistencia” de maíz transgénico con maíz campesino, de acuerdo a investigaciones en otras naciones que demuestran que donde se siembran transgénicos hay contaminación por el polen llevado por el viento o por la acción de insectos polinizadores. Legalizar la siembra promovería esa contaminación que amenaza directamente la biodiversidad y el patrimonio genético agrícola más importante de México, legado por los millones de campesinos e indígenas que lo crearon y lo siguen manteniendo.

Es importante señalar que al ser el cereal más importante en el mundo por su volumen de produccion, versatilidad en usos y adaptabilidad a condiciones climáticas muy diversas, el maíz se ha convertido en un botin para esas empresas, un negocio sumamente jugoso que sin el decreto presidencial, para el año 2025 hubiera implicado la importación de 39 millones de toneladas de maíces amarillos de Estados Unidos, más del 90% GM, lo que hubiera redituado una ganancia de 2,200 millones de dólares anuales; además de la contaminación de nuestros maíces nativos.

Un negocio jugoso que están perdiendo gracias a una década de lucha y resistencia por una comunidad que defiende las semillas libres, diversas y resilientes del maíz y los productos de la milpa, que busca una agricultura ecológica para combatir el cambio climático, defender y preservar así como la comida tradicional, el agua, la tierra y los polinizadores.

La guerra se recrudece desde varios frentes atacando a la demanda, al decreto presidencial para dejar de importar gradualmente glifosato y proteger a los maíces nativos, así como por obstaculizar leyes para conservar el maíz y promover la soberanía alimentaria -desde el titular de la Secretaría de Agricultura y el Consejo Nacional Agropecuario aliado de las grandes transnacionales-; pero también es importante destacar que continúan y crecen muchas resistencias, como la “moratoria popular” de no permitir transgénicos en los campos y mesas.

Sobre todo, destaca la resistencia activa de las comunidades campesinas y originarias que pese a todo, siguen produciendo milpa y maíces permitiendo que continúe la riqueza de este gran acervo biogenético. Comunidades que han permitido que la milpa, tradición milenaria siga viva,  como un modelo de ciencia campesina que es parte de la solución, a través de modelos regenerativos, ante la crisis planetaria actual.

El número 10 es sagrado en diversas culturas y comunidades, tal y como lo sostenía Pitágoras, para quien representaba la acción apoyándonos en lo aprendido. Esperemos que en estos 10 años continuemos atrayendo felicidad, abundancia y, sobre todo alcanzar nuestra meta  de que la autoridad judicial declare que la liberación de maíces transgénicos daña el derecho humano a la diversidad biológica de los maíces nativos de las generaciones actuales y futuras, así como los derechos a la salud.

Queda aún un largo camino para lograr la prohibición definitiva de la siembra de maíz GM en México, para proteger la conservación y diversificación de los maíces nativos, de la milpa, de los derechos de los pueblos originarios y campesinos, así como del derecho a un medio ambiente sano y demás derechos conexos. La sentencia y la Medida Precautoria tendrán implicaciones trascendentales para la Colectividad de 125 millones de personas consumidoras, que defienden los derechos a la biodiversidad de maíces nativos y a un ambiente sano, sin los cuales no pueden garantizarse la soberanía alimentaria ni la protección de la salud.

La Agricultura regenerativa en México y su creciente avance

La agricultura regenerativa en México, a diferencia de los enfoques tradicionales, se basa en principios ecológicos y busca mejorar la salud de los suelos, la biodiversidad y la resiliencia de los sistemas agrícolas. Es un enfoque holístico que promueve la colaboración entre agricultores, científicos, y otros actores clave para fomentar la producción de alimentos saludables y sostenibles, al tiempo que se restaura y protege el medio ambiente.

En México, diversas organizaciones, instituciones académicas y agricultores han abrazado la agricultura regenerativa como una alternativa prometedora para enfrentar los desafíos ambientales y productivos que enfrentamos en la actualidad. Uno de los principales impulsores de este avance ha sido el reconocimiento de la importancia de conservar la rica biodiversidad de nuestro país, así como la necesidad de mitigar los impactos del cambio climático.

Las prácticas agrícolas regenerativas que se están implementando en México incluyen la agricultura de conservación, la agroforestería, la rotación de cultivos, el manejo integrado de plagas y enfermedades, y la utilización de abonos orgánicos.

SEGUIR LEYENDO EN DIRECTO AL CAMPO

Agricultura regenerativa: la clave para la conservación de suelos y la sostenibilidad agrícola

A nivel mundial 2.600 millones de personas dependen directamente de la agricultura. Sin embargo, alrededor del 50% de la tierra utilizada se ve afectada, en algún grado, por la degradación de suelo. Es en este contexto que la agricultura regenerativa ha surgido como una innovadora y esperanzadora práctica que aborda los desafíos ambientales y agrícolas que enfrentamos actualmente. A medida que la demanda de alimentos continúa aumentando debido al crecimiento de la población mundial, es esencial adoptar prácticas agrícolas que restauren y protejan la salud de nuestros suelos.

El concepto de agricultura regenerativa se basa en principios que buscan minimizar la alteración de suelo mejorando su calidad, fomentar el aumento de la biodiversidad en zonas agrícolas, integrar a los animales y promover ciclos naturales de nutrientes. A diferencia de los enfoques convencionales de agricultura intensiva, que a menudo agotan los recursos naturales y generan impactos negativos en el medio ambiente, la agricultura regenerativa busca crear sistemas agrícolas resilientes y sostenibles a largo plazo.

SEGUIR LEYENDO EN CODEX VERDE

Agricultura regenerativa, la solución frente a los agroquímicos tóxicos

“Los pesticidas naturales –bioinsumos– son la solución para acabar con el uso de los agroquímicos altamente tóxicos como el glifosato”, aseveró Mercedes López Martínez, directora de la Asociación de Consumidores Orgánicos (ACO). “La agricultura regenerativa orgánica en químicos secuestra el carbono y lo regresa a la tierra. La humedece, la enriquece y enfría el planeta”. Lo que provoca un efecto contrario a la agricultura industrial que ha contribuido a la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global.

Estas declaraciones se realizaron luego de la conferencia de prensa “Una década resistiendo a Monsanto: en defensa de la milpa y los maíces nativos mexicanos”. La doctora de biorganica por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló a Contralínea que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) –designado por el gobierno para realizar investigaciones científicas sobre los efectos del glifosato y los bioinsumos.

SEGUIR LEYENDO EN CONTRALINEA

¿Qué sembrar en Julio 2023?

¿Por qué somos más felices si tenemos una huerta?

Sabías que si le dedicamos 1 horita por día a la huerta nuestra cabeza cambia porque el aroma de una albahaca o de una ruda, la textura de un Kale o la flor de una caléndula activa la corteza prefrontal de nuestro cerebro, sede del pensamiento elevado y fomenta la liberación de neurotransmisores como la dopamina, serotonina y la oxitocina como así también los opiáceos cerebrales

Cada uno de estos químicos naturales del cerebro se relaciona con distintos aspectos de la felicidad. La dopamina es un antidepresivo, la serotonina aumenta la autoestima y la oxitocina es conocida como la hormona del placer y por ultimo los opiáceos actúan como analgésicos y son los responsables de la euforia que sigue al ejercicio físico por ejemplo.

Ningún medicamento puede coordinar por si solo la liberación de todas estas sustancias.

SEGUIR LEYENDO EN DATE CUENTA