Insostenibilidad y reservas campesinas
Por: Juan Pablo Ruiz Soto | Publicado: 23 de marzo 2018
Condiciones sociales y ambientales puestas para la construcción de la paz en Colombia combinan el manejo de paisaje, corredores ecológicos y mosaicos de conservación asociada a la reducción de emisiones, mercados verdes y secuestro de carbono.
Los últimos 40 años de expansión de la frontera agropecuaria han significado destrucción del bosque húmedo tropical (BHT), concentración territorial, latifundio ganadero, baja productividad y expulsión del campesino colono hacia nuevas áreas de colonización en zonas de BHT.
La introducción de la coca ha alterado en algunos lugares este ciclo, pues atrae la mano de obra del colono a la siembra y cultivo de la coca, que implica talar bosque en dimensión menor, diversificando la actividad y las metas del colono. Una hectárea de coca produce tanto como 50 o 100 hectáreas en ganadería extensiva. Lo grave es que, debido a su rentabilidad, no sólo absorbe la mano de obra del colono, sino que atrae mano de obra de las ciudades para trabajar en la ilegalidad en medio del BHT. Esto genera una interferencia en el ciclo tradicional de colonización, pero no altera la lógica de la expansión de la frontera que se sigue expresando en concentración de la propiedad del suelo y pastizales de baja productividad.